PARA LA NACION
MARTES 29 DE MARZO DE 2016 • 01:40
Psicólogos reflexionan sobre el tema y coinciden en que el amor, la aceptación, el compañerismo y la lucha contra los prejuicios pueden lograr que la relación continúe
"Sí, he transicionado", dijo Lilly Wachowski, la directora de Matrix, la semana pasada a sus 48 años. Como su hermana Lana, que cambió su identidad de género en 2012, la cineasta se declaró transexual.
De este tema también se ocupó recientemente el cine en La chica danesa (la película dirigida por Tom Hooper). El film toma un caso real de una pareja de pintores daneses de principios del siglo XX. Eddie, el marido, demuestra su deseo latente de ser mujer. Él se da cuenta que ya no quiere vestir como hombre, ni tener cuerpo de hombre. Y Gerda, la esposa, lo acepta. Más tarde Eddie, que ya adoptó la identidad de Lilly -paradójicamente el nombre que decidió tomar Wachowski- decide operarse para transformar su cuerpo. Y Gerda continúa acompañándolo.
¿Cómo muda el amor con la transformación de sexo de uno de los miembros de la pareja? ¿Desde dónde se construye y qué barreras rompe para que acompañar y entender al otro sea más fuerte que el deseo y las necesidades propias? ¿Acaso es el amor más puro? ¿Cómo decirle a la persona que amás que ya no querés ser quien sos?
¿Cómo muda el amor con la transformación de sexo de uno de los miembros de la pareja? ¿Desde dónde se construye y qué barreras rompe para que acompañar y entender al otro sea más fuerte que el deseo y las necesidades propias? ¿Acaso es el amor más puro? ¿Cómo decirle a la persona que amás que ya no querés ser quien sos?
Estas parejas heterosexuales que dejan de serlo cuando uno de los dos se asume trans no sólo se ven en las películas. Ariel, un ingeniero de 35 años, casado, enamorado de su mujer y padre de una hija de 5 reconoció en su espacio terapéutico que toda la vida se sintió mujer. De chico se ponía los vestidos de su mamá y así era feliz por un rato, pero al crecer lo reprimió. Se puso de novio con una chica y se casó. Aclaraba que no era gay pero ya no soportaba su cuerpo ni su imagen varonil y quería ayuda para cambiar, para convertirse en la mujer que siempre habitó en él.
¿Pero cómo dar el paso con una esposa y una hija? Romper los prejuicios es para el licenciado en Psicología Alejandro Viedma, especialista en Diversidades Sexuales y coordinador de grupos de varones gays, la prueba más difícil. "Superar el 'qué dirán' y las luchas internas producto de la mala educación que hemos recibido respecto a las diversidades sexuales y particularmente respecto a las personas trans es la barrera que hay que trascender. Poder enfrentar los miedos e incertidumbres para hablar del tema, primero con tu pareja, luego con tus allegados y después o al mismo tiempo en los otros espacios sociales como lo es el ámbito del trabajo. Uno también se permite, así, traspasar los límites propios, límites de la cabeza y la piel que antes producían mandatos tales como: 'yo no podría estar con una persona trans'", dice.
¿Pero cómo dar el paso con una esposa y una hija? Romper los prejuicios es para el licenciado en Psicología Alejandro Viedma, especialista en Diversidades Sexuales y coordinador de grupos de varones gays, la prueba más difícil. "Superar el 'qué dirán' y las luchas internas producto de la mala educación que hemos recibido respecto a las diversidades sexuales y particularmente respecto a las personas trans es la barrera que hay que trascender. Poder enfrentar los miedos e incertidumbres para hablar del tema, primero con tu pareja, luego con tus allegados y después o al mismo tiempo en los otros espacios sociales como lo es el ámbito del trabajo. Uno también se permite, así, traspasar los límites propios, límites de la cabeza y la piel que antes producían mandatos tales como: 'yo no podría estar con una persona trans'", dice.
El amor significa -para Viedma- romper con estructuras que parecían inamovibles. "Un ex paciente decía hace unos años en una sesión: 'Yo amo a mi pareja (otro varón). Incluso si él decidiera el día de mañana operarse para cambiar su sexo, asumirse como mujer trans, la seguiría amando porque yo me enamoré de su ser, de su persona y quiero que sea feliz'".
El temor de Ariel a perder a su mujer y a su hija que tanto amaba le impedía avanzar con su decisión. Después de un año y medio de terapia, que implicó entrevistas de la psicóloga con la esposa y con ambos a la vez, le dio lugar al cambio. La mujer al principio no aceptaba a otra mujer como cónyugue, quería al hombre que siempre había tenido pero con el tiempo, diálogo y terapia, lo entendió, acompañó y hasta ayudó a explicarle el caso a la nena.
El licenciado sostiene que es posible mantener el vínculo con "un amor fuerte" y explica que el lazo "se sostiene apoyando, estando presente, tratando de comprender, escuchando, priorizando el deseo del compañero a 'su amor por el hombre que ya no era', como se diría en tiempos actuales: soltando. También pudiendo respetar las diferencias, porque cuando ambos comparten por ejemplo gustos, ideales, valores, formas de ser, proyectos, no es muy difícil continuar con la pareja".
Para él la clave de que una relación con estas características tiene que ver con el amor, con un amor especial. "Surge desde el sentir por el otro algo tan poderoso y profundo que te lleve a que dejes de lado parte de tu ego, de tu narcisismo. El amor como sinónimo de aceptación del otro, con su falta, con su incompletud e imperfecciones, con sus limitaciones, búsquedas y virtudes. Se construye cuando el ser amado te despierta cosas en el corazón, en la mente y en el cuerpo que no te pasan con cualquier persona. Y cuando ya no hay 'peros' como: 'Te amo, pero... quiero que cambies'", dice.
Para él la clave de que una relación con estas características tiene que ver con el amor, con un amor especial. "Surge desde el sentir por el otro algo tan poderoso y profundo que te lleve a que dejes de lado parte de tu ego, de tu narcisismo. El amor como sinónimo de aceptación del otro, con su falta, con su incompletud e imperfecciones, con sus limitaciones, búsquedas y virtudes. Se construye cuando el ser amado te despierta cosas en el corazón, en la mente y en el cuerpo que no te pasan con cualquier persona. Y cuando ya no hay 'peros' como: 'Te amo, pero... quiero que cambies'", dice.
Finalmente Ariel cambió de nombre, de DNI, comenzó un tratamiento hormonal y está preparándose para próximas cirugías. Hoy dice que es la primera vez en su vida que puede sentirse completamente feliz.
El nombre del protagonista fue modificado por su privacidad pero el caso tuvo lugar en el espacio terapéutico de la licenciada en Psicología Graciela Balestra que conduce junto a Silvina Tealdi Puerta Abierta, un espacio social, cultural y terapéutico lésbico gay. "Si bien este es un recorte muy resumido de lo que fueron innumerables sesiones con altibajos, lo que resalto es que cuando las personas tienen deseo y voluntad de estar bien, pueden lograrlo, y que ese sentimiento de que jamás lo lograrían desaparece al recibir ayuda", señala la profesional.
Sobre esto reflexiona la psicóloga Adriana Sonis: "En todo vínculo amoroso hay partes silenciadas, no habladas, tácitas, y en cada uno siempre hay algo por conocer, algo ajeno. No podemos hablar de generalidades, cada sujeto, cada vínculo amoroso es complejo y es singular. Cuando uno de los integrantes de la pareja comienza a cuestionarse, a mudar su identidad sexual y empieza a circular el deseo de reasignar su anatomía sexual, se inicia un proceso de conmoción, de violencia, de cuestionamiento doloroso y de pérdida, de duelo". Y agrega que "es una herida conmocionante porque ese otro que es objeto de amor se va alejando, desvaneciendo, hay una reacción de asombro y susto por esa pérdida".
Pese a esto para Sonis "en algunas parejas este hecho se puede procesar y logran recontratarse", pero para eso, para que ese otro siga existiendo "hay que desandar un camino con ese cuerpo que fue elegido, reconocerlo, re-erotizarlo, volverlo a hablar, poner en palabras, aprehender y permitirse reconocer que hay tantas sexualidades como sujetos existen".
Los casos de transexualidad son singulares, cada vez son más y en cada pareja implica un proceso muy complejo y diferente. A algunas personas asumir su deseo de ser transexuales les puede llevar años, décadas o nunca conseguirlo, sin embargo para los psicólogos consultados se trata de un "recorrido paulatino" que implica "dudas, temores, ansiedad, angustia, hasta llegar al alivio y a la alegría de ser 'uno mismo'".
Cuando existe un amor intenso, de aceptación y deseo de acompañar al otro la pareja puede superar los obstáculos y sostenerse. Los cambios son paulatinos y forman parte de ese proceso de transformación donde no sólo cambia un cuerpo sino también un sentimiento y una forma de estar en relación al otro. "En lo que has dibujado me he convertido. Me hiciste hermosa y ahora me estás haciendo fuerte. Hay tanto poder en ti", le dice Eddie a Gerda en La chica danesa; el cambio y la decisión es de a dos.