Aterciopelados desembarcará en Niceto el 29 de noviembre; la
banda también se presentará en Chile, Montevideo y Asunción.
Después de 8 años de
tocar por última vez en la Argentina, regresa la banda de rock más influyente
de Colombia y una de las más trascendentales de Latinoamérica.
Aterciopelados es el grupo musical liderado por Andrea
Echeverri Arias y Héctor Buitrago y el que proclama –entre varias cuestiones- la
independencia alternativa, la importancia de la ecología y del reciclaje, la
reivindicación de la mujer, la riqueza de la cultura de los pueblos originarios
y, en esta nota, el respeto por la diversidad sexual.
El año pasado lanzaron
su CD y DVD en vivo, denominado “Reluciente, Rechinante y Aterciopelado”, que fue
disco de oro y recopila las canciones más distintivas de su colección; son esas
mismas a través de las cuales se los conoció en nuestro país. Entre otras están
Bolero Falaz, Florecita rockera, El estuche y Baracunátana.
Fotos: Juan Andrés Moreno
Antes de finalizar con
sus extensas giras de 2017 que los traerá a Niceto Club el miércoles 29 de
noviembre (también se presentarán en Chile, Montevideo y
Asunción) la cantautora y ceramista Andrea Echeverri, en entrevista telefónica conAlejandro
Viedma,colaborador del blog Boquitas Pintadas de LN Online, se refirió a cómo concibe ella la diversidad sexual y las
iniciativas contra la violencia de género, y expresó su alegría por volver a
cantar en el Cono Sur.
Héctor, Alejandro y Andrea en Bogotá 2016
Alejandro Viedma:
¿Qué posición tiene sobre la diversidad sexual?
Andrea Echeverri:
El asunto de la diversidad lo siento como muy cotidiano; yo estudié arte en la
universidad y tenía varios compañeros gays y eran muy cercanos, tenían además
una sensibilidad muy especial y ahora son artistas súper famosos y hacen unas
cosas maravillosas, por un lado, y por otro lado tengo un sobrino gay y una sobrina
que está casada con una chica. Así que para mí no es un tema de políticas o
algo lejano, sino una cosa muy normal. Además, muchos de mis más fieles y
antiguos seguidores son homosexuales.
¿Cómo considera
está Colombia respecto a esta temática?
AE: Yo de políticas no
sé nada, pero lo que me alegra es que ahora haya más espacios para que cada uno
lo asuma en su vida. De hecho tengo amigos de esas épocas de arte muy solos,
como públicamente muy solteros y creo que tiene que ver con que hace años no
había espacio para admitirlo ni siquiera uno con uno mismo.
AV: ¿Cómo ve los temas de género en
Argentina?
AE: Hace poco fue el Cosquín (Cosquín Rock edición Bogotá,
el mes pasado) y un periodista argentino me habló de los movimientos feministas
de allá, del Ni una menos por ejemplo, que me parece súper chévere, y también
el Me too (contra el acoso y abuso machista) que está saliendo por ahí... Creo
que ese es también un tema bonito para mencionar.
Hard Rock Café Bs. As. 1997; PH: Alejandro Viedma
AV: ¿Qué significa
para Aterciopelados tocar nuevamente en Buenos Aires?
AE: Ir a Argentina
para nosotros es muy chévere, muy especial, llevamos muchos años sin ir y la
vez pasada cuando fuimos no pudimos tocar (en setiembre de 2016 estaban listos
para su performance en el festival Ciudad Emergente y a último momento se
suspendió por razones climáticas, un viento muy fuerte). Fue muy triste porque
todo estaba muy bonito: el escenario, la prueba de sonido había sido súper
chévere, el lugar estaba increíble, había mucha gente, entonces que no se haya
podido hacer fue una lástima. La última vez que fuimos a Niceto fue en 2010 e
hicimos dos noches, hace mucho, así que estamos súper emocionados y contentos.
AV: ¿Dónde más los
puede ver su público de Sudamérica?
Aparte de Buenos
Aires, vamos a ir también a Uruguay, Chile y Paraguay, así que
cheverísimo y con esa gira además cerramos este año que ha sido intenso y ya
vamos a tener vacaciones familiares así que vamos a terminar con broche de oro
este año.
Andrea en Arbol Naranja, ensayo Bogotá 2016; PH: Alejandro Viedma
Próximas fechas del Reluciente y Rechinante Tour:
23/11: Club Chocolate, Santiago de Chile 24/11: Copiapó, Chile
25/11: Trotamundos Bar Terraza, Quilpué, Valparaíso, Chile
28/11: La Trastienda Club, Montevideo, Uruguay
29/11: Niceto Club, Buenos Aires, Argentina
2/12: Estacionamiento del Paseo Carmelitas, Asunción del Paraguay
Aterciopelados en el Festelar de Bogotá, Colombia, 2016
Algunos datos a resaltar y rememorar que contextualizan la SALUD en las Diversidades Sexuales:
Este viernes hablaremos sobre estas cuestiones en la Universidad de MM.
- En la carta
que Sigmund Freud escribió en el año 1935 a la madre de un hijo homosexual
("Carta a una madre americana"), el padre del psicoanálisis
expresaba: “La homosexualidad no es (...) nada de lo que uno deba avergonzarse,
un vicio o una degradación, ni puede clasificarse como una enfermedad; nosotros
la consideramos como una variante de la función sexual (…). Es una gran
injusticia perseguir la homosexualidad como un crimen, y es también una
crueldad”. Freud además señaló que el tratamiento a lo sumo vendría bien para
devolverle la tranquilidad mental y la armonía a una persona si se sentía
infeliz o neurótica, más allá de si era o no homosexual, pero que era en vano
intentar transformar a un homosexual en heterosexual tanto como lo contrario.
- En 1964 Jacques Lacan fundó la
Escuela Freudiana de París (EFP) y, de
manera contraria a sus colegas de la IPA, brindó la posibilidad a los
homosexuales de ser psicoanalistas.
- En 1973 la American Psychiatric Association (APA) decide retirar, luego de un
referéndum, la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.
- El 17 de
mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) repite el hito de la
APA, excluyendo la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional
de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Por ese suceso fue que se
estableció el 17 de mayo como el “Día Internacional contra la Homofobia”, y la
Ley 2.687 de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires estipula que en esa
jornada se conmemore el Día de Lucha Contra la Discriminación por Orientación
Sexual o Identidad de Género.
- En el año 2009 la Asociación Americana de Psicología (APA) divulgó un
comunicado marcando su posición en relación a las llamadas "terapias de
conversión", en el cual establece que los profesionales de la Salud Mental
deben evitar decirles a sus clientes que pueden cambiar de orientación sexual
mediante terapia u otros tratamientos.
- En 2010, la Universidad de Bs. As. (UBA) se pronuncia a favor del Matrimonio
Igualitario (cuya ley sería aprobada el 15 de julio de ese año) en la
Argentina, así como lo hicieran otras facultades públicas del país, instituciones
privadas, entidades varias, personas de la ciencia e innumerables profesionales
de la Salud, etc.
- Finalizando el 2010, en la Argentina fue sancionada y promulgada la Ley de
Salud Mental, Ley 26657, la cual en su capítulo 2, artículo tercero dice, entre
otros lineamientos: “En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la
salud mental sobre la base exclusiva de elección o identidad sexual”.
- En el año 2012 en nuestro país se sanciona y promulga la Ley de Identidad de
Género, en aquel entonces la más avanzada del mundo.
- En este 2017 la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans
(FALGBT) continúa trabajando y luchando para que sea sancionada una Ley
Antidiscriminatoria nacional y se termine con la violencia institucional.
Así
que, atención los que porten título de "profesional de la Salud" y
lleven adelante tratamientos con sus pacientes desde un encuadre en donde
comande su ideología discriminatoria: podrían ser denunciados por Mala Praxis,
ergo, el problema lo tendrán ustedes, y ya no las personas que integran la
comunidad LGBTIQ.
A. V.
Así pienso al espacio de reflexión entre varones (de entre 30 y pico y 70 años!) que coordino desde hace 14 años: "El grupo funciona como una especie de red de contención, de corriente afectiva y estamos atentos cuando un compañero tiene algún problema o una situación particular por la que esté atravesando y precisa de nuestra ayuda. El humor, a veces, actúa como herramienta para la salud", explica el licenciado Viedma, coordinador del grupo de varones y agrega: "los asistentes a los grupos buscan básicamente vincularse con otros con los cuales se identifiquen y no los juzguen, un lugar donde puedan hablar y escucharse, cuestiones que se dificultan en boliches o internet, sobre todo porque casi todo está armado para jóvenes, incluso el conocerse a través de las nuevas aplicaciones. Muchos se acercaron luego de una separación, buscando contención, compañía y entusiasmo por volver a formar parte del ambiente. Los prejuicios accionan muy negativamente, porque llegan a enfermar y matar a las personas. La discriminación aísla, excluye, estigmatiza, hiere y provoca que los gays internalicen la homofobia social".
Felices 7 años Ley de Matrimonio Igualitario argentina! Mi colaboración en nota de LN del SÁBADO 15 DE JULIO DE 2017:
El licenciado en Psicología de la UBA Alejandro Viedma,coordinador del grupo de varones gays de la asociación civil Puerta Abierta, señaló que la sanción de la ley de matrimonio igualitario "fue fundamentalmente un punto de inflexión porque fue el puntapié para discutir y sancionar otras leyes importantes e igualitarias como la ley de Identidad de género". Para Viedma, un especialista en temas de diversidad sexual, lo valioso también es que los homosexuales adquirieron libertad para decidir si quieren o no casarse.
El psicólogo también destacó: "Hablar sobre la ley de Matrimonio igualitario permitió que circule fluidamente lo simbólico y, por ende, la salud y la felicidad de esas personas y eso incluyó también la dignidad y el cariño porque, en vez de silenciar y esconder el amor, se lo visibilizó, se lo compartió y se lo celebró".
La "familia moderna" de hoy es poco convencional e incluye padres solteros, padres del mismo sexo y padres transgéneros. Esta diversidad introduce en el psicoanálisis la necesidad ética de revisión de la teoría. Alejandro Viedma, psicoanalista especializado en familia, dice: "El concepto de familia no es unívoco y la diferencia sexual anatómica no es un dato excluyente en la parentalidad. El buen desempeño paterno no tiene que ver con la orientación sexual ni con la identidad de género y sí con la manera en la cual se ejerza el cuidado, el cariño, los límites, el respeto por la psiquis y el cuerpo del niño criado".
Pablo Otero y Federico García fueron entrevistados por Peto Menahem en 2016. Foto: Archivo
El pasado 26-05-17 he recibido un diploma que dice:
A Alejandro Viedma Por su activa dedicación en la búsqueda de una Comuna
inclusiva y libre de discriminación, en el "Día Internacional Contra la
Discriminación por Orientación Sexual y/o Identidad de Género".
Muchas gracias a la Junta Comunal Nº 6 por esta
linda distinción.
Les comparto algunas imágenes de aquel evento
llevado a cabo en el Parque Rivadavia de Buenos Aires:
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"Me escribían insultos en las paredes". "Yo era la rara". "No podía pertenecer al grupo'canchero'". "Mis compañeros me cargaban". Estos cuatro chicos volvían del colegio llorando. Fueron víctimas del bullying. Pero lograron superarlo y ahora cuentan cómo dejaron atrás ese fantasma para volverse exitosos en distintas áreas.
Clarín los entrevistó en la previa del Día Mundial contra el Bullying. El término significa “intimidación” o "acoso escolar" y se manifiesta con agresiones físicas, insultos o manipulación psicológica. Todo, dentro de un aula. El tema se reactualizó con el boom de la serie 13 Reasons Why, de Netflix, que cuenta el suicidio de una adolescente víctima de maltrato. Pero la realidad es que, aunque el bullying deja huellas, también se puede salir adelante.
Lejos de las cámaras, el consultorio es el ámbito del psicólogo Alejandro Viedma (43). Su historia arranca en sexto grado. "Me dejaban de lado, me elegían último para los juegos de equipos, no me invitaban a un cumpleaños, o no me integraban a las charlas entre varones", cuenta. Con el tiempo, la situación fue empeorando. "En la secundaria me decían insultos a mis espaldas como 'puto', 'trolo', 'maricón', combinado con mensajes escritos que me dejaban en mi carpeta o la pared del aula, como: 'Viedma se la come'. Recuerdo la vergüenza que me daba, borraba eso al instante", relata. Ese dolor lo ayudó a autosuperarse. Desde hace 14 años coordina grupos de reflexión para varones gays en Puerta Abierta, donde la mayoría de los asistentes sufrieron el llamado "bullying homofóbico".
"Me hacían burlas
ridiculizando al afeminado que veían en mí. Pero jamás los `denuncié´. Me
parecía que iba a ser peor o que se la agarrarían conmigo físicamente. Sentía
miedo". Aquí el terapeuta Viedma posa 25 años después de haber cursado el
último año del secundario.
¿Cómo salir adelante? "Los chicos no pueden salir solos del hostigamiento. Siempre deben intervenir los adultos: docentes, padres y directivos del colegio", sostiene Flavia Sinigagliesi, docente de psicopatología infantojuvenil de la Universidad de Palermo. "Que comiencen a tener amigos que estén de su lado", propone Viedma. "Que no se dejen llevar por las opiniones de quienes se jactan de ser superiores", sugiere Drago. "Que el deporte los ayude", continúa Dahlgren. "Que no les importe lo que les dicen", sintetiza Guinzburg. Porque el bullying deja heridas profundas y dolorosas. Pero que se puede salir, se puede. Y ellos están para contarlo.
Buen
día, les comparto el siguiente video con mi participación
exponiendo en primera persona algo del acoso escolar que he padecido y qué
tienen que tener en cuenta padres y docentes frente a niños, niñas y
adolescentes con indicios de estar sufriendo maltrato en los colegios.
Estuve hablando sobre bullying
en el programa Signos de los tiempos, por el canal La Nación más. Aquí va mi testimonio y
la opinión de otros profesionales de la Salud:
Desde el psicoanálisis, me interesa indagar sobre la infancia. En las personas trans adultas que he atendido, no hay recuerdo de sentirse cómodas con su sexo biológico asignado al momento de nacer.
Considero que lxs nenxs trans denuncian una segunda ruptura (o una de las rupturas del siglo XXl), ya que a comienzos del XX Sigmund Freud dijo que sí hay sexualidad infantil (contestándole a los victorianos), entonces estxs niñxs y adolescentes T confirman eso (que gran parte de la sociedad no quiere aceptar ni respetar pero, por otro lado y paradójicamente, cada vez hay más abuso sexual infantil) sin velo, sobre todo las nenas T, quienes en un número alto son expulsadas de sus casas.
Otro tanto acontece en los establecimientos escolares: muchos educadores van reprimiendo en niñxs que podrían devenir trans la instancia del placer en los juegos, algo característico en esa etapa. Al hacer eso posiblemente sin darse cuenta, también van menguando la inocencia de estxs chicxs, porque mucho más que otros, ellxs son receptores directos de lo que estará bien o mal, lo que se aceptará o rechazará socialmente. Así se va dañando, paulatinamente, a lxs más vulnerables y desprotegidxs.
Me gustaría formular un par de preguntas para que se repiensen estos temas dentro del campo psi, como por ej: ¿no es que siempre hay que enfocarse en el caso por caso? Entonces, con las identidades trans ¿por qué se sigue hablando/generalizando sobre una patología? Y, si bien Freud mencionaba los dos tiempos en la elección de objeto y por ende habría que esperar hasta el atravesamiento de la adolescencia, ¿por qué, al no dar lugar al deseo y a la identidad de ese sujetit@ -los aspectos más singulares de cualquier ser humano-, se continúa acrecentando y estirando su padecimiento?
Mi participación en la nota de Vero Dema sobre infancias trans para La Nación del 8-2-17.
¿Comentarios?
Testimonios de jóvenes trans que hablan de cómo fueron sus primeros años de vida; por qué se empieza a notar un cambio de paradigma en materia de identidad de género
En materia de identidad de género empieza a vivirse un cambio de paradigma mundial que en la Argentina se hace eco: la manifestación de niñxs trans es cada vez mayor, la edad en que empiezan a visibilizarse se reduce y cuando los padres consultan ya no preguntan cómo curo a mi hijx sino cómo puedo acompañarlx con amor.
Según una encuesta del Hospital Durand, referente en el tema, ocho de cada diez adultos trans que consultan percibieron antes de los cinco años una identidad de género diferente a la asignada al nacer y la mayoría vivió ocultándola. De allí que ahora se perciba un Gender revolution (Revolución de género), como tituló la última revista National Geographic.
Adrián Helien, coordinador del grupo de atención a personas transgénero del Hospital Durand, responsable de ese estudio, dice: "Ante la fuerte represión de los padres muchos chicxs optaron por no manifestarse, se lo guardaron. Esto repercute en la construcción de su identidad y afecta su destino como persona. Por eso es tan importante aceptar al hijx tal cual es, acompañarlx con amor, saber que todos somos diversos y normales, que no hay una patología sobre la identidad de género".
Alan Otto Prieto es un varón trans de 30 años, un sobreviviente (según cifras oficiales, los adultos trans tienen 9 veces más riesgo suicida). Él es el superhéroe de su propia historia. Para Alan, recordar su infancia es doloroso y, a la vez, -cree- una oportunidad para proyectar un horizonte distinto, para promover infancias trans felices. "A lo largo de mi niñez y adolescencia tengo el recuerdo de incontables momentos en los que ese devenir mujer que la sociedad me demandaba estaba en las antípodas de lo que yo deseaba. Yo quería ser el más varonil de todxs", dice. "Por años tuve un pésimo comportamiento en la escuela y en otros ámbitos. Mientras todxs buscaban inducirme a ser una princesita, ser suave y sensible, jugar con otras niñas, yo quería ensuciarme".
Alma Sánchez nació con genitales de varón hace 47 años en Santa Rosa de Río Primero, en Córdoba, el pueblo natal del cura Brochero. Su padre era maestro rural en un paraje cercano, La Cañada, que hoy ya no existe (el océano verde de la soja arrasó con árboles, ranchos, escuela, pájaros). Allí vivió ella con su familia hasta que su padre se jubiló y todos volvieron a Santa Rosa; luego ella, a Córdoba capital, hasta que en 2006 decidió mudarse a Buenos Aires. Recién a partir de entonces, ya con casi 40 años, empezó a animarse a dar a conocer su identidad femenina, su verdadera versión de sí misma.
Alan nació en la ciudad patagónica de Las Heras, en Santa Cruz, el sitio al que eligió volver luego de vivir varios años en Buenos Aires. En la Capital pudo asumir su identidad y comprometerse en el activismo trans para aportar experiencia, información y algo del amor que de pequeño le fue negado. "Sin dudas, uno de los episodios que más marcó mi niñez fue la conducta del padre de unos amigos. Vivía a tres casas de la mía y, cada vez que pasaba cerca, me señalaba riéndose y me llamaba marimacho. Esos adultos que supuestamente debían velar por infancias felices no hacían más que infligirnos daño, hacernos sentir avergonzados por quienes éramos".
"El registro que tengo de mi infancia tiene que ver con una natural percepción de mí como una niña. Eso les pasó a todas las personas transexuales que conozco. Ante esto que yo sentía, mis comportamientos lógicos eran los de una niña. Y ahí fue cuando aparecieron los primeros reproches. Ahí apareció ¡el problema! Yo me preguntaba: ¿Cómo es que todos ellos -padres, hermanos, el mundo- no se dan cuenta de que soy una niña? Y, en ese momento, mi nombre masculino y mi pene no fueron demasiado importantes. A la vista de un adulto sí lo eran, comprendí después. Yo decía: "Y bueno, tengo un pene y ¿con eso qué?, si lo mismo soy una nena"; "Me llaman Felipe", pero llámenme como quieran que yo no soy Felipe". Es decir, no racionalizaba eso como problema, lo vivía desde lo sensible".
El coordinador del grupo de atención a personas transgénero del Durand, dice: "Las primeras manifestaciones son, en muchos casos, preverbales; se trata de pequeñxs que comunican algún grado de disconformidad genérica ya sea porque rechazan su propia ropa, porque eligen un trapito para tener pelo largo como las nenas, porque sufren frente a los juegos que se les proponen y a algunos les empieza a molestar el nombre que tienen". Aclara que en cada niñx es diferente esa visibilización y la angustia que conlleva.
Sin ser del todo consciente Alma fue haciéndose cargo del "problema" que le señalaban los adultos y asumió la triste y difícil tarea de "esconder" a esa niña lo más posible, de alojarla en el lugar de los sueños. "Me hice muy soñadora y las secuelas de eso es que aún hoy me cuesta tener la atención concentrada por mucho tiempo y tiendo al divague o a soñar despierta. Lo tomo como secuelas de lo que me tocó vivir. Yo era una niña y no me dejaban serlo, pero sabía que, si me aislaba y entraba en mis sueños, sí lo era".
Santiago Thomas Romero Chirizola es un varón trans de 23 años. El recuerdo de su niñez que elige compartir se remonta a sus cuatro años, en el jardín de Infantes al que iba en San Luis, la ciudad donde nació. "Iba al jardín público Lucio Lucero donde las nenas jugaban en las hamacas y casitas del patio y los nenes con ruedas que giraban por todo el patio imaginando ser autos y camiones que volaban y escapaban de la policía. A mí me dejaban usar una rueda chiquita y de colores (la más lenta). Yo era feliz, era todo un logro no tener que jugar a la casita. Tenía un amigo, Gonzalo, que me ayudaba a conseguir esa rueda cada día, porque eran pocas y se peleaban entre los varones por adueñárselas. Había días que la fuerza desigual, simbólica y práctica de poder hacía que me quedara sin mi ruedita; entonces, recuerdo ir a sentarme en la puerta de una casita a mirar cómo jugaba el resto".
En la escuela primaria, Santiago dice que no encontró ningún espacio de libertad, de juego, sólo cariño desarrapado. "Me pasaron a una escuela privada, católica y de mujeres. Se me cortaron las alas, odiaba ese lugar. Mi mamá siempre me recuerda como una niña triste a la que no sabía cómo ayudar", dice. Él recuerda que buscaba como un salvavidas generar algún momento de juego. "En el barrio era mi revancha: a los seis años empecé a salir a jugar al fútbol (los momentos más felices y difíciles a la vez). Me costaba mucho, me daba vergüenza porque nadie terminaba de avalar que estuviera ahí pero, a su vez, yo me ganaba el aprecio y los amigos que me dejaban jugar. El mundo varonil se presenta violento, hostil. Aprendí a pegar piñas, a jugar sucio, a mostrarme más fuerte que los otros (los que tenían pito) para poder sobrevivir".
Para Alan, también el barrio fue liberador, porque allí se disponían las tardes de juegos sin tanta etiqueta normalizadora. "En el barrio tenía lxs mejores amigxs que podía soñar, todxs ellxs, y especialmente Yanina, me dejaban ser libre. Me buscaban siempre para jugar y me hacían el aguante. Éramos niñxs con familias muy diversas: algunos con mamá y papá, otros solitos con sus mamás. Pero siempre nos sentíamos segurxs de nuestro vínculo de afecto. Nos conteníamos lxs unxs a lxs otrxs en un universo que siempre nos estaba subestimando", relata.
Como a Santiago, a Alan el barrio le enseñó a sobrevivir al mundo varonil. "Me hizo ser igual, jugar como arquero del equipo sin importar lo que los pibes de otras manzanas dijeran de mí; el barrio fue mi lugar en el mundo en cada casa que nos construíamos para escabullirnos de realidades familiares, a veces dolorosas, en cada excursión para cazar lagartijas o en cada grito que anunciaba la hora de jugar".
"Vuelvo a Yanina", dice Alan, y sigue recordando esa trabajosa infancia. "Con ella experimenté muchas primeras preguntas sobre mi identidad. Una vez, por ejemplo, intentamos hacer pis paradxs y, obviamente, nos meamos los pantalones. Nos reímos mucho de eso en nuestra inocencia infantil. Lo sentíamos como parte de un juego pasajero, pero había algo más".
Abandona la frase allí, como instalando una pregunta. Y sigue desnudando su infancia, exponiéndola con su relato: "Yo sufría cada vez que me regalaban algo de Frutillitas, muñecas o vestidos. Yo quería pistolas de agua y los zapatos Kickers para la escuela. En una Navidad los conseguí: no me los sacaba ni para dormir". Su sonrisa es un aletazo divino.
El psicólogo Alejandro Viedma explica que cuando los padres caen en la cuenta de que tienen un hijx que podría ser trans entran en conmoción porque no saben cómo manejar la situación y tampoco encuentran mucha ayuda afuera, ni de parte de profesionales ni de otras personas. "Gran parte de la sociedad tiene una mirada que juzga a las personas trans y esa crítica muchas veces se dirige hacia los padres de estos niñxs. Entonces, los adultos interiorizan un superyó muy severo, que hace que se pregunten: ¿en qué fallamos?, un interrogante acompañado por sentimientos de culpa, dolor y vergüenza", dice.
Hace 20 años, cuando chicxs como Alan o Santiago transitaban su infancia, sin ni siquiera la posibilidad de discutir acerca de una ley de identidad de género, todo era más difícil. Viedma, un profesional especializado en temas de diversidad sexual, nota un cambio de paradigma en los últimos años: antes los padres acudían para tratar de resolver "el problema" del hijx, para que "se cure" y, últimamente, se acercan para buscar y adquirir herramientas, información para poder comprender y acompañar a ese hijx, para poder respetarlo y aceptarlo tal cual es.
"Eso sucede si primero se dueló a aquel hijo que se tuvo y en el cual se depositaron muchas expectativas, según se esperaba por su sexo biológico y su género. El proceso puede ser penoso y largo, y sólo se lo traspasa con el amor y la capacidad de empatía. La comunicación fluida entre padres e hijxs es fundamental para celebrar la individualidad de cada quien, para conocer bien a ese otro. Porque se debe entender que la persona trans tiene la convicción interna de sentirse con un sexo distinto al que le asignaron y eso lo lleva a que no claudique en el camino de querer y necesitar expresar su identidad autopercibida, el género que siente como propio".
Liliana y Daniel son padres de un varón trans que hoy tiene 24 años. "Tus primeros pasos alrededor del añito de vida transcurrieron en el patio de la abuela Sara y se fueron afianzando hasta correr con un fútbol que se conectaba con la intimidad de tu ser. La preferencia por los autitos que les pedías a los reyes magos también nos fue señalando un camino que de alguna manera seguimos intuitivamente", escriben en una carta dirigida a su hijx en la que desandan su recorrido. "El alejarnos de casa hacía que pudieras respirar más libertad. Unas vacaciones en Viña del Mar las disfrutaste jugando en el mar con bermudas celeste".
Relatan que durante toda la escuela primaria se sucedieron las batallas para ir a comprar ropa, batallas que ganaban ellos como padres. "Tengo que reconocer con dolor que conservo fotos de un niñx triste que, por complacer, cedía y allí venía la incoherencia. Recuerdo que un nudo me atravesaba la garganta. Tanto lamento mi ignorancia, qué fácil hubiera sido haberlo entendido desde entonces, cuántas lágrimas te hubiera evitado hijx mío". La extensa carta publicada por estos padres en la guía de buenas prácticas en salud para personas trans de la organización Capicüa termina diciendo: "Para el amor de madre no importa si es hijo, hija o lo que sea. A la increíble persona que sos la sigo teniendo por siempre. Te queremos y estamos orgullosos de vos".
Cuando a Alan se le pregunta por sus padres, dice: "Sé que ellxs hacían lo que podían. Era difícil para mi mamá entender por qué yo siempre andaba despeinado, rodeado de varones y con la ropa sucia". Y el juego, lo más constitutivo de toda infancia, vuelve al discurso de Alan como un remanso. "Pero aun así, mi vieja siempre me dejó jugar", reconoce. "El problema venía en la época de los cumpleaños y las fiestas, cuando ella quería que yo fuera una nena como cualquier otra. Entonces peleábamos y ganaban la represión y los mandatos".
Cuando a Alma se le pregunta por sus padres, dice: "Yo soy padre de cuatro y lo que pienso es que hay que dejar ser a los niños. Y, si tenés un hijo o hija transexual, déjalo ser. Acompañalx con amor y ya".
Cuando a Santiago se le pregunta por sus padres, responde sin dudar: "Ellxs son sobrevivientes de esta sociedad. Más que aciertos y errores, hubo confusión, dolor y desconcierto. Nadie te enseña cómo criar a un niño libre; menos, a un niñx trans. Ellos me acompañaron, no me dejaron en la calle. Vivieron cada injusticia a mi lado así como también fueron protagonistas y me ayudaron a abrir cada puerta". Recuerda cuando en la adolescencia se cortó el pelo, se tapó las tetas y le dijo al mundo que me llamaba Santiago Thomas. "Ahí estaban mis viejos: firmes y confundidos, tristes e incomprendidos acompañándome en mi decisión".
¿Cómo promover infancias trans felices? Alan lo responde con su experiencia. "A cualquier persona que ejerza la crianza de niñxs les digo siempre: permitan a sus hijxs libertad, déjenlxs ser distintos, impulsen el deseo y la curiosidad, no teman responder preguntas incómodas".
No hay una sola manera de transitar el género, ni manuales que enseñen a ser padres, hermanos, familia de un niñx trans. Las vivencias apuntan que más que centrarse en el "problema", la oportunidad es abrirse al "amor". Propone Alan: "Nuestras vidas deben ser de amor y felicidad y no por el simple hecho de ser trans alguien puede venir a violentarnxs o reírse de nosotrxs. Pensemos en las nuevas generaciones: lxs niñxs trans de hoy tienen que ser felices. Nosotrxs ya pagamos el costo de visibilizar nuestras realidades, es hora de que seamos todxs un poco más amadxs y menos señaladxs".
Por respeto a la norma de uso de los entrevistados, la letra "x" reemplaza la "a" y la "o".