Les dejo un escrito de mi autoría que elegí publicar hoy como para cerrar
los post de este año que se extingue para terminar otro ciclo que relanzará otro
y abrirá otro más y así… Como para que la rueda no pare. A ver qué les parece…
Gracias gente linda por acompañarme codo con codo o a
la distancia comentando, interactuando, leyendo, SIENDO Y ESTANDO. Gracias cosmos por tanto! Y aquí me encuentran pleno para recibir
otro gran año nuevo que nos encontrará también conectados. Love. A. V.
Votar
al amor botando
Por Alejandro Viedma
Propongo
una asamblea. Escuchémonos. Votemos y botemos.
Todos
somos potenciales líderes de la palabra amorosa, del discurso respetuoso.
Tomemos
las armas de azúcares y sales.
Que
levante la mano quien se enamoró más de una vez en su vida.
Que
se ponga de pie el que amó loca, perdidamente a una sola persona hasta hoy.
¿Cómo es ese ser a quien le has destinado la exclusividad del amor? ¿Qué cosas
te llevaron a que lo idealices tanto como para que pierdas tu centro?
A
vos que estás en el fondo: ¿a quién rechazaste sin conocerlo? ¿Y a quién
conociéndolo tanto que te desencantó?
¿Hay
alguien que pudo transcurrir su vida sin haber pasado por la experiencia
afectivo-sexual? ¿Cómo hizo? ¿Cómo sobrelleva esto?
¿Cómo
hicieron los que tuvieron que duelar al amor de su vida?
¿Quién
botó (mandó a freír churros) a quien más lo hizo sufrir? Y, ¿quién se aferró
tanto a ese malestar sufriente que lo único que operó como tope fue el hecho de
que el otro lo haya botado primero?
¿Quién
votaría por un candidato que en su plataforma/campaña propusiese amar sin
trueques?
Y
que en su gabinete asistiera un doctor que indique recomendaciones para duelos
no-patológicos… Es que cuando uno corta una relación –o lo cortan- queda como
estaqueado y estancado, pues pierde esa posición de ser querido y deseado.
Herida narcisista, le dicen. El terror de la soledad inminente se apodera de
uno, y así la autoestima se va al bombo.
Hasta
que… again!! se cuela otro rayito de amor, de ilusión de completud, de VIDA, de
Eros, del entrelazamiento amor-sexo, de poder combinar esa dupla lujuriosamente
fatal y nutritiva… Y así se retoma la confianza y la seguridad en uno mismo y
en el prójimo, menguando la incertitud.
La
apuesta se redobla intentando botar lo negativo y reflexionando acerca de por
qué cosas nuevas estaremos dispuestos a votar.
Mi
voto al odio y al sufrimiento de balde
(¡como dicen en Paraguay!) es NO positivo. Voto por una sequía
de violencias y un volver a la fuente del interés por el otro, un Otro diverso.
Tampoco
habría que votar al millón de dólares, tal como decía Batato Barea, sino priorizar el AMOR AL
AMOR, como alguna vez se expresó. De lo contrario, quedate sentado y cómodo
donde estés.
Y
si se aviva el avispero cuando algo hace desencajar la estructura convencional,
¡que quede prohibido inmiscuirse en propiedades privadas! Que se cumpla la ley
(de no emboscar al amor a secas), y nadie se sentirá humillado.
¿Cómo
y por quién votarás tú a partir de ahora?
¿Ya
me has botado?