Adiós 2013, con un texto sobre el AMOR

Otra vez cerrando un año fuerte. Un año intenso, muy bueno, en movimiento. Se está yendo un 2013 en donde estuve muy activo, muy vívido, trabajando mucho, viajando por destinos hasta entonces desconocidos por mí, cerca de buenas personas que suman en este mundo y en mi vida profesional y/o personal, porque no todo en mí es el psicoanálisis y la militancia por los derechos humanos en general y los de la igualdad en materia de diversidad sexual en particular; también me doy tiempo para mis hobbies, como lo son por ej. la escritura, la lectura, la fotografía… Y esos intereses personales son también los que hacen que pueda mantener este espacio, mi blog, que ya ha cumplido 6 años y que ha sido visitado por más de 74.000 almas!

Les dejo un escrito de mi autoría que elegí publicar hoy como para cerrar los post de este año que se extingue para terminar otro ciclo que relanzará otro y abrirá otro más y así… Como para que la rueda no pare. A ver qué les parece…
Gracias gente linda por acompañarme codo con codo o a la distancia comentando, interactuando, leyendo, SIENDO Y ESTANDO. Gracias cosmos por tanto! Y aquí me encuentran pleno para recibir otro gran año nuevo que nos encontrará también conectados. Love. A. V.


Votar al amor botando 
Por Alejandro Viedma

Propongo una asamblea. Escuchémonos. Votemos y botemos.

Todos somos potenciales líderes de la palabra amorosa, del discurso respetuoso.

Tomemos las armas de azúcares y sales.

Que levante la mano quien se enamoró más de una vez en su vida.

Que se ponga de pie el que amó loca, perdidamente a una sola persona hasta hoy. ¿Cómo es ese ser a quien le has destinado la exclusividad del amor? ¿Qué cosas te llevaron a que lo idealices tanto como para que pierdas tu centro?

A vos que estás en el fondo: ¿a quién rechazaste sin conocerlo? ¿Y a quién conociéndolo tanto que te desencantó?

¿Hay alguien que pudo transcurrir su vida sin haber pasado por la experiencia afectivo-sexual? ¿Cómo hizo? ¿Cómo sobrelleva esto?

¿Cómo hicieron los que tuvieron que duelar al amor de su vida?

¿Quién botó (mandó a freír churros) a quien más lo hizo sufrir? Y, ¿quién se aferró tanto a ese malestar sufriente que lo único que operó como tope fue el hecho de que el otro lo haya botado primero?

¿Quién votaría por un candidato que en su plataforma/campaña propusiese amar sin trueques?

Y que en su gabinete asistiera un doctor que indique recomendaciones para duelos no-patológicos… Es que cuando uno corta una relación –o lo cortan- queda como estaqueado y estancado, pues pierde esa posición de ser querido y deseado. Herida narcisista, le dicen. El terror de la soledad inminente se apodera de uno, y así la autoestima se va al bombo.

Hasta que… again!! se cuela otro rayito de amor, de ilusión de completud, de VIDA, de Eros, del entrelazamiento amor-sexo, de poder combinar esa dupla lujuriosamente fatal y nutritiva… Y así se retoma la confianza y la seguridad en uno mismo y en el prójimo, menguando la incertitud.

La apuesta se redobla intentando botar lo negativo y reflexionando acerca de por qué cosas nuevas estaremos dispuestos a votar.

Mi voto al odio y al sufrimiento de balde (¡como dicen en Paraguay!) es NO positivo. Voto por una sequía de violencias y un volver a la fuente del interés por el otro, un Otro diverso.

Tampoco habría que votar al millón de dólares, tal como decía Batato Barea, sino priorizar el AMOR AL AMOR, como alguna vez se expresó. De lo contrario, quedate sentado y cómodo donde estés.

Y si se aviva el avispero cuando algo hace desencajar la estructura convencional, ¡que quede prohibido inmiscuirse en propiedades privadas! Que se cumpla la ley (de no emboscar al amor a secas), y nadie se sentirá humillado.

¿Cómo y por quién votarás tú a partir de ahora?

¿Ya me has botado?
 
 
 
 

Decisiones


Hola amigos y amigas, estamos promediando el último mes del año, inicia una etapa de balances y decisiones, así que va este textito de mi autoría alusivo al tiempo actual y a lo que se viene: despedidas, cierres de 2013, brindis, recuerdos, fiestas, encuentros y desencuentros en donde uno aprende también a dejar soltar…

 


Tema del mes: “Yo decido, tú decides…”, una breve reflexión
 
¿Qué diferencias existen entre una decisión propia y una ajena?


La decisión personal alivia, sobre todo si es tomada luego de un proceso, de un tiempo subjetivo y reflexivo. Aliviana porque en esa determinación el sujeto acciona, se posiciona en un lugar activo en donde toma el control de la situación, por ende su Yo se reafirma, la autoestima sube. ¿O es porque uno tiene una autoestima alta que puede decidir? El huevo o la gallina… La cuestión es que muchas veces una decisión permite cerrar algo, poner un corte o límite y eso destraba para abrir otro ciclo. Una determinación propia libera porque uno en ese tomar las riendas a la vez suelta, se saca un peso –llámese conflicto- de encima, lo cual tranquiliza, hace que uno descanse y ello tiene un impacto interno y además en el entorno que circunda. Por lo anteriormente esbozado, las decisiones personales generan un alivio incluso jugándosela, apostando porque previamente uno necesita cambiar lo que le hace ruido por algo que supone será mejor, algo que lo hará valorarse más. Entonces, a hacerse cargo de lo que se elige para dejar afuera otra cosa, resignándola o para tener que atravesar un duelo.
Del otro lado de una columna imaginaria podemos decir que una decisión externa a uno, principalmente si es sorpresiva, por decreto, ocasiona un malestar, que puede manifestarse en dolor o bronca. El control lo tiene el otro, control que irrumpe, lo cual hace que en ese caso uno quede en un lugar sumiso por sentirse desalojado y eso haga que en un momento posterior el cuerpo pueda producir síntomas. Así por momentos el Yo se desestructura, la persona queda con una baja autoestima por habérsele abierto una herida, la cual supura tristeza o malhumor.
Aunque, ahora que lo pienso, me cuestiono lo redactado más arriba pues los humanos muchas veces esperamos que sea el otro quien decida (por ejemplo, que nos echen de un trabajo o que sea nuestra pareja la que decida el fin de la relación), nos ponemos en una posición pasiva y cuando la otra persona toma la determinación ansiada, también nos aliviamos, por corrernos del estrés; lo mismo sucede al revés: a veces los demás esperan que uno decida (que renunciemos o cortemos, por ej.) para no ser ellos quienes tomen la determinación… Paradójico, no?
A.   V.
¿Qué opinan sobre estas puntualizaciones?
 


Ser Nicolás era ser “farsante”

“De chico prefería más jugar al elástico que a la pelota”, dice Facundo

 

¡Muchas gracias por sus 70.000 visitas!


Este blog hoy llegó al número de setenta mil visitas. Gracias por ello

y por:
- Leer

- Identificarse

- Movilizarse

- Recomendar/difundir

- Comentar

- Entrar, pero no escribir

- Aportar

- Su respeto y cariño

- Por todo eso y más, mi agradecimiento!



 

Diversamente sexuales / sexualmente diversos

¿A qué se llama Diversidad Sexual? ¿Cuáles son algunos de los subtemas derivados de tal concepto? ¿Por qué valorar esta noción tan actual? ¿En qué nos enriquece, a los seres humanos, aceptarnos diversos? Son algunos de los interrogantes que Alejandro Viedma planteara y le sirven de guía para desarrollar su primera columna en 3C.

Texto: Alejandro Viedma para Revista Tres Colectivos. Migración, género y diversidad, de Bahía Blanca. http://3crevista.blogspot.com.ar/


La diversidad sexual consiste en la variedad de tipos y expresiones sexuales que existen, tanto a nivel individual como en las relaciones con otros/as. Se trata de la abundancia de diferencias que manifestamos los humanos –y los animales— en las sexualidades, es como un mural construido de tipologías y preferencias sexuales que se presenta en nuestra sociedad, y por tanto no tomo la sexualidad como derivación de un orden natural. La diversidad sexual cuenta principalmente para su análisis y definición con la identidad sexual y con la orientación sexual.

La identidad corresponde a la visión que cada uno/a tiene de sí mismo/a o a la convicción interna de lo que es. Esta identidad es construida a partir de varios aspectos: el sexo (varón o mujer), las experiencias personales, el contexto en el que se desarrolla cada quien, los espacios de interacción social, las costumbres y reglas sociales, etc. Las personas no tienen una sola identidad, sino múltiples que se entrecruzan, tales como la identidad sexual o de género, la social, la cultural, la religiosa, la familiar, la institucional, la territorial o étnica, entre otras.

La Identidad de género es una experiencia individual del género de cada ser humano que puede o no corresponder al sexo biológico que le fue asignado al nacer, incluyendo la percepción del cuerpo y otras expresiones del género, tales como la vestimenta, la forma de hablar y los modales. La identidad de género de una persona puede ser femenina, masculina, transgénero o ambigua. La identidad de género está separada de la orientación sexual de la persona, es decir, el hecho de que una persona tenga una identidad de género femenina no implica que se sienta atraída afectiva y sexualmente por varones. A partir de su identidad de género, una persona puede considerarse varón, mujer o trans.

La orientación sexual refiere al objeto de los deseos sexo-afectivos de una persona, como una manifestación más dentro del universo de su sexualidad. Desde esta definición, una persona puede ser homosexual, bisexual o heterosexual. La orientación sexual es un concepto que hace alusión a la capacidad de cada ser humano de tener una profunda atracción física, emocional, afectiva, y el deseo sexual por otros individuos de sexo/ género diferente, del mismo sexo/género o por más de un sexo/género, así como de tener relaciones íntimas y sexuales con esas personas. Generalmente se reconocen tres orientaciones sexuales (por la dirección de las mismas): homosexual (por el mismo sexo/género), heterosexual (por el sexo/ género opuesto), o bisexual (por los dos sexos/géneros).

La diversidad sexual incluye también a todas las formas de identidad de género u orientación sexual que no entrasen en las clasificaciones anteriores, tanto si son definidas como indefinidas —según la Teoría Queer— o no normativas, las cuales resistirían contra las ideologías que homogeneízan. Es decir, se encuentran sexualidades que no se sitúan en rótulos cerrados e insuficientes, ya que la sexualidad humana, según teorías de la sexología como la Queer o la escala de Kinsey, se caracteriza por su complejidad, heterogeneidad y versatilidad.



Valoro el concepto de Diversidad pues el mismo alude a la pluralidad, a la multiplicidad que por estructura presentamos los habitantes de este planeta, y lo distingo del adjetivo calificativo “diferente” (como cuando ciertos individuos, refiriéndose a alguien por ej. gay o lesbiana dice: “Fulanito tiene una elección diferente”). Nadie elige desde la voluntad consciente ser lesbiana, gay, bisexual o trans, ni heterosexual. Siempre me he preguntado: “¿Diferente a qué? ¿A quién?”. Porque si se habla de diversidad es una cosa, y de diferencia otra… En lo diferente ya se hace una valoración personal, se cualifica y es un adjetivo, para mí, estigmatizante, ya que siempre se diferencia al otro desde la superioridad del intolerante, y ese otro “diferente” queda en una posición segunda, o incluso más abajo. Otra cosa sería escribir o decir: “El/ ella asumió una sexualidad diferente a la heterosexualidad hegemónica”, ya que es correcto aceptar que son distintas las sexualidades, pero subrayar al “diferente” es rotularlo negativamente, como hablar de “anormal” o “minoritario”… Entonces, no comparto que alguien sea diferente a secas, sí singular, en el cosmos de lo diverso. Y en este mundo diverso emergemos sujetos sexuados en general, y en particular cada uno/a asumirá su singular sexualidad. Es por ello que se utiliza, para hablar de diversidad sexual, la sigla LGTBIQ (lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersexuales y queer).

Prefiero, además, no utilizar el término “minorías”, para hablar de diversidades sexuales, pues titular lo minoritario sería enfocarse en la excepción a la regla, a la norma-normalidad y por ende se deduciría: “Son anormales porque estadísticamente son los menos”.

Las personas LGTBIQ tienen derecho a vivir siendo íntegros y a sentir de manera distinta a lo que lo hace la mayoría supuesta e impuesta, y se sienten discriminadas y sufren cuando se burlan –por medio de chistes fáciles- de ellas, se las denigra, humilla o cercena.

Lo que suelo escuchar en cada biografía de una persona gay o lesbiana tiene que ver con un camino difícil con los vínculos en general. Básicamente porque, por ej., una persona homosexual desde el principio está en soledad con su sexualidad, algo que no lo puede compartir con nadie y, por ende, se va metiendo en el clóset, placard, armario o ropero, sobre todo si desde muy chica empieza a padecer el bullying, el acoso escolar.

Aún en la actualidad persiste la discriminación y el hostigamiento sistemático hacia las lesbianas, los gays, las y los bisexuales y las y los trans, sobre todo por parte de familiares directos, empleadores y compañeros laborales, instituciones religiosas, educativas, de salud, etc., lo cual deriva en que estas personas LGBT interioricen la homofobia social y se enfermen, es decir, sus cuerpos expresan el malestar que los prejuicios y los ataques recibidos provocan.

Entonces, es primordial reivindicar socialmente la aceptación de cualquier modo de ser, con equitativos derechos, obligaciones, libertades y oportunidades para todos y todas, dentro de un marco de respeto, garantía, protección y promoción de los Derechos Humanos. Y en esto es fundamental promover el respeto por el derecho a la diversidad sexual, entre otras cosas, para que cada sujeto pueda vivir libremente, con dignidad, con una buena autoestima y, de tal manera, todos y todas podamos ponderar la riqueza humana.


 

Siempre tendremos que tener en cuenta que todos los humanos somos seres sexuados, personas que podemos disfrutar de nuestro cuerpo, y nuestra sexualidad tendría que ser lo más libre, placentera y satisfactoria posible, porque todo eso también hace a una buena salud física y psíquica.

Cuando nos referimos a las sexualidades, a las diversas orientaciones sexuales o identidades de género existentes, estamos también y además hablando de AMOR, de personas que se enamoran de otras personas, de la manifestación de atracciones sexuales y románticas, de sentimientos y conductas que son variaciones de la sexualidad humana, independientemente de la orientación sexual o identidad de género de cada sujeto singular.

Uno de los principales efectos positivos de salir del placard, de asumirse lesbiana, gay, bisexual o trans es haber aprendido a tener la capacidad de resiliencia, de tornar en positivo y salir fortalecido de una situación traumática o negativa del pasado, y esto puede darse a partir de ser sincero/a, primero con uno/a mismo/a y luego con los demás.

En tal dirección, también ayuda y mucho el marco legal. Hay efectos positivos en los sujetos por no quedarse afuera de la ley y así gozar de los mismos derechos que todos. Hay consecuencias positivas de las conquistas igualitarias de los últimos años en nuestro país, de los avances que sobre todo logró el colectivo LGTBIQ argentino, pero ese es otro cantar, tal vez un tema para una próxima entrega…

Hoy, ya no permitamos más la discriminación, la homo-lesbo-bi-transfobia, para así poder reparar y seguir construyendo entre todos y todas una sociedad mejor, más sana, justa, igualitaria e inclusiva.

Para finalizar, comparto la conjetura de Jean Allouch (expuesta en una colaboración para la revista Imago Agenda Nº166, Dic. de 2012, pág. 54): “… es por no haber acogido lo diverso que hemos estado marcados por el hierro al rojo vivo, de la vergüenza. En esto es ejemplar el caso de la homosexualidad.”

Alejandro Viedma

Sumate con un Me Gusta. Muchas Gracias !!

Entrevista con el lic. Alejandro Viedma: “Las paradojas de la diversidad global”

“Nosotros tenemos las leyes, pero muchos gays aún se esconden”

 









 
- ¿Conociste el centro LGBT? ¿Cómo funciona?
 
- Sí, en Tel Aviv hay un centro Lgbt de tres pisos, al fondo del parque Gan Meir. Mi conferencia se realizó ahí, en ese amplio y bello Centro, algo que en la Argentina no tenemos. Son instalaciones muy cómodas, con dos barcitos, muchas salas, un microcine, un hall con murales de arte, una escalera con una galería de fotos de familias homoparentales, familias diversas.
Esa semana también se hacía el testeo de VIH de manera gratuita. Es un lugar moderno y luminoso en donde se llevan a cabo muchas actividades grupales.
 
 
 
- ¿Qué otras películas viste en el festival?
 
- Fuimos a la apertura y el recinto estuvo colmado. Vimos la proyección de una película Israelí muy interesante sobre un muchacho que descubre su costado homosexual mientras estaba de novio y conviviendo con una mujer. Esto hacía que conviviese con un conflicto interno, en secreto y sintiéndose perseguido, ahogado, torturado. El film se llama Snails in the rain.
 
 
 
- ¿Qué es lo que más te llamó la atención de Tel Aviv?
 
- Lo primero fue la visibilidad, principalmente de los varones gay. Me encontré con una ciudad embanderada por los colores diversos del arco iris, banderas que estaban integradas a las avenidas, las calles, los semáforos, los postes de luz, los locales comerciales, los balcones, al arte callejero, a los shoppings, porque era “la semana gay”. La marcha fue la apertura, el viernes 7 de junio, que, según leí en los medios locales, fue multitudinaria.
Pero, por otro lado, allá no tienen leyes tan de avanzada como las nuestras. Paradójico, ya que aquí no se vive la visibilidad que allá sí, sobre todo supongo que por lo coyuntural de esos días. Nosotros tenemos las leyes, pero en general la gente se esconde más.
 
 
También me sorprendió ver lo común que es allí que los varones hetero, papás, estén solos con sus hijos. Se los ve con los cochecitos y son muy cariñosos con sus niños, los llevan a pasear o a la playa, los cambian, les dan su mamadera y demuestran mucho afecto. Yo me preguntaba dónde estaban las mujeres. Es común que se demuestren cariño entre varones también y tal vez, hipotetizaba, eso haga que no sea una rareza ver a parejas gay de la mano, o por lo menos yo no noté ninguna mirada descalificadora ni agresión verbal de los demás hacia esas manifestaciones de amor al mismo sexo.
Con los que pude hablar allá, me decían: “Esto no es Jerusalén”. Tuve la suerte de estar dos veces en Jerusalén y tampoco allí ví a nadie horrorizado observando a parejas gays de la mano; todos paseaban por ese sitio histórico y religioso donde hay lugar para la diversidad en general: de culturas, lenguas, religiones, nacionalidades, etc.
Uno puede ver que emerge allí un interjuego entre lo tradicional, lo regional y, por otro lado, el turismo, la globalización, la posmodernidad.

 
- ¿Cómo es la situación legal para los gays en Israel?
- Lo que pude averiguar es que en Israel no hay matrimonio igualitario, sí algunas uniones civiles; solamente se pueden casar a través de la religión, obviamente hombre y mujer. Así y todo hay varias personas influyentes en esa sociedad que se están visibilizando y luchan por los derechos, como por ejemplo, un político o un rabino ortodoxo que construyó una familia homoparental con su pareja varón y una hijita. Me quedé con muchas preguntas y reflexiones sobre muchas cuestiones, más que con respuestas taxativas.
 
- ¿Pudiste conocer algo más de aquella zona?
 
- Sí, fuimos a Palestina, al Mar Muerto –el área más baja del mundo-, y ciudades como Tybeh o Ramallah, que me encantaron. La situación de la zona es algo dificultosa, pude palpar de cerca los conflictos socio políticos de esos países. O sea que hay ítems sociales, culturales, económicos, históricos, humanos que van más allá de la sexualidad, pero que la atraviesan y viceversa. Incluso para los que les interese, la película The Bubble, la Burbuja, describe la relación amorosa y los obstáculos que conlleva esa situación entre un palestino y un israelí.
 
- ¿Qué te dejó esta experiencia?
 
- Que fui feliz viviendo esta experiencia, pero también estuve así en la previa y después porque me sentí apoyado, felicitado y acompañado en este periplo. Es decir, antes de viajar, ni bien iba comentando lo que se venía, esta invitación, fui recibiendo muestras de cariño y alegría de parte de los que me rodean, sobre todo desde mis afectos más cercanos: la familia, mis amigos… y también desde lo institucional, lo laboral, desde “las cabezas” de Puerta Abierta, Graciela y Silvina, los asistentes a los grupos de reflexión que coordinamos ahí y mis pacientes, a quienes les parecía importante ese hecho. Así que este recorrido también ameritó despedidas, bienvenidas, encuentros, abrazos, buenos augurios y cálidas recepciones, todas situaciones que también construyen salud, porque lo que rodeó al viaje incluyó charlar, escuchar, responder inquietudes y plantearme yo más interrogantes para seguir pensando en la diversidad autóctona, foránea y global, pero básicamente humana.

La amistad en LO gay

En plenos festejos por el Día del Amigo en la Argentina, les comparto un reportaje que me hicieron hace dos años en LNRadio; hablé de todo un poco acerca de mi trabajo, sobre todo en lo grupal... Y me referí a la amistad en “lo” gay.

Saludos y a celebrar con sus amigos y amigas!

Películas de diversidad sexual que ayudan a construir la identidad

Publicado el por  en Boquitas Pintadas, de lanacion.com





Este es un post de Martín Dutelli, un colaborador de Boquitas pintadas, que ayuda a pensar la relevancia de ciertas películas en construcción de la identidad sexual. Dice Martín: “La realidad que refleja el cine de temática gay puede ser hablada, puede verbalizarse, y a partir de ahí es desde donde se construye la salud. Cuando se sabe y se comprende lo que pasa, y el valor de los protagonistas acompaña, el vacío se transforma en contención, ya que esas imágenes son cómplices de lo que uno siente y desea”.
 
Un repaso íntimo de películas como Fama, El beso de la mujer araña, Maurice, Mi vida en rosa en este texto inspirado en el amor.
 
Otro modo (cinematográfico)
 
Cuando era adolescente, casi sin darme cuenta, estuve construyendo mi identidad sexual.

Como dijo un compañero en el grupo de reflexión para varones gay al cual asisto en Puerta Abierta hace varios años y que coordina el Lic. Alejandro Viedma: “A mí el cine me educó, me habilitó”. Las películas nos educan y es ciertamente así, como los libros también nos abren el panorama.
 
Recuerdo que uno de los primeros libros que leí “con orientación homosexual” fue La brasa en la mano, de Oscar Hermes Villordo. Me lo tragué en silencio, sin decir palabra, a escondidas. Guardaba el libro debajo de mi colchón, esperando que no fuese encontrado.
 
Ahora haciendo un flash back, rememoro que cuando era casi un púber descubrí en la película Fama el personaje gay, como un pobre chico que la sociedad apuntaba con el dedo acusador, y me sentí identificado. Yo me fui convocado al silencio: la marcha iba por dentro, cada vez que había alguna pauta, alguna imagen que tuviera que ver con lo que todavía estaba dentro del clóset, se me prendía una alarma roja en la cabeza, haciendo ruidos desaforados.
 
Recuerdo también en mi temprana adolescencia cuando fui a ver la película El beso de la mujer araña con mi madre, con “imágenes escandalosas”, puro deleite para el ojo gay. Escenas en las que Raúl Julia y William Hurt tienen una especie de coito, empezando por un beso apasionado entre dos varones. Uno de ellos gay y el otro heterosexual, pero que sucumbió a los brazos del sexo en una oscura cárcel, permitiéndose el afecto del otro ser.
 
La procesión seguía por dentro. Pronto ví películas como Maurice (miles de veces); era un placer observar cómo dos hombres se tocaban, se besaban y acariciaban. Iban descubriendo su sexualidad y, a través del tiempo, fueron formando cada uno una manera de amar diferente. No obstante, siempre lo mismo: afloraba en mí una pulsión de ir a ver Maurice y al unísono seguía mintiendo en mi casa, que iba a ver otra película.
 
En este momento me pregunto: ¿Cómo nos fueron marcando las épocas? Creo que el cine se convierte en un espejo de lo que está sucediendo en la sociedad, es decir, el cine refleja, como un espejo, lo que la sociedad va viviendo, elaborando; es como si la sociedad entera fuera al consultorio de un psicólogo y le dijera: “Nos pasa esto, esto y esto, ¿qué podemos hacer?”.
 
Y el mismo analista, que también es parte de la misma cultura, nos contestara que frente a eso, sólo podemos transitarlo, elaborarlo, actuarlo, salir de la jaula de las locas, afrontar la ley del deseo, tener sexo como el sexo de los ángeles, amar extrañamente, saber todo sobre mi madre, ser gente como uno, intentar la mejor manera de caminar, conocer otro amor y más, mucho más… Luego abrir los ojos, y ver que todo esto no es más que otro modo. Pero que también tenemos permiso para vivirlo. Hacerlo carne, concretar.
 
Cambios en la sociedad
 
En algún momento, antes, después o durante, aparecieron (a mediados de los 80) las películas argentinas Adiós Roberto y Otra historia de amor. La primera trataba el tema con un poco de culpa del lado del protagonista. En aquellos años vemos cómo la sociedad fue cambiando, porque en la segunda, los protagonistas se permiten el encuentro.
 
Y ni hablar de los espectaculares avances de los últimos años, concretados en la igualdad de derechos, principalmente con la ley de Matrimonio Igualitario y la ley de Identidad de género. Estos avances recientes me conectan con que semanas atrás ví Mi vida en rosa. La película es franco-belga-británica, del año 1997. Nos plantea la vida de un niño, Ludovic, que se siente niña y en cada ocasión que puede, se viste de mujer.
 
Con vestidos de su hermana. Él o ella, entabla una relación con el hijo del jefe de su padre. Que es también compañerito de colegio, Jerôme. Ludovic le asegura todo el tiempo a su familia que Jerôme y ella se van a casar. Lo que pasó después fue que los descubrieron jugando al casamiento y ahí empezó la guerra entre familias. La poca tolerancia a lo diferente. Empezamos a ver cómo maltrataban a ese/a niño/niña que sólo quería ser ella.
 
Tanto su familia como el resto de la sociedad, sobre todo en el colegio, le armaron escándalos, echándole la culpa a la niña simplemente por querer ser ella. Es una hermosa película que trata la discriminación, la homo o transfobia, la ignorancia, pero también en algún momento se entabla la aceptación, porque mientras se anide el amor, se podrá triunfar en lo que se ES y ya no sólo soñar con lo que unx podría ser.
 
“Y así seguimos andando
curtidos de soledad,
y en nosotros nuestros muertos
pa’ que naide quede atrás”
 
- Extracto de Los hermanos, de Atahualpa Yupanqui -
Considero que somos la esperanza de nuestros antepasados, y las películas son como el documento digno de lealtad frente a lo que acontece.
 
En cuanto a la identidad sexual, es de destacarse que esta realidad que refleja el cine LGBT puede ser hablada, puede verbalizarse, y a partir de ahí es desde donde se construye la salud. Cuando se sabe y se comprende lo que pasa, y el valor de los protagonistas acompaña, el vacío se transforma en contención, ya que esas imágenes son cómplices de lo que uno siente y desea.
 
Concluyo, siguiendo estos lineamientos, que hoy ya es momento de abrir la puerta, para que quede la Puerta Abierta y podamos salir del clóset, con o sin celuloide.
 
Pero enteros.
 
(*) Escribí el presente artículo y lo hice con mucho amor para Alejando Viedma. Me inspiré desde de que nos comentara que en este mes de junio viajaba a Israel a dar un par de charlas e iba a disertar en la Primera Conferencia Internacional LGBT del Festival de Cine de Tel Aviv.
 
Link permanente: http://blogs.lanacion.com.ar/boquitas-pintadas/arte-y-cultura/peliculas-gays-que-ayudan-a-construir-la-identidad-sexual/


Another way (cinematographic)*, by Martín Dutelli

During  my adolescence, without realizing, I was building my sexual identity.

"I was educated by the movies, they helped me along the way", said one of my friends in a support group I have attended for several years.  The group is for gay men and is moderated by Lic. Alejandro Viedma. The movies indeed educate us, even as books also expand our horizons.

One of the first books I read “with a homosexual orientation” was  “La brasa en la mano”, by Oscar Hermes Villordo. I ate it up, read it in silence, without uttering a word to anyone, in hiding.  When I went out, I kept the book under my mattress, hoping no one would find it.

 
I just had a flashback, recalling that when I was entering puberty, I saw the movie Fame, which featured a young gay man.  He was portrayed as a poor kid to whom society pointed an accusing finger. I identified with him. I chose silence, the road I was taking was inside me, and each time I saw an image, any hint of what was still inside the closet, a red alarm would go off inside my head, with an accompanying deafening noise.

 
I also recall that in my adolescence I went to see The Kiss of the Spider Woman with my mom, with its “scandalous scenes”, a total delight for gay eyes.  Scenes in which Raul Julia and William Hurt have a kind of sexual encounter, beginning with a passionate kiss between two men.  One of them is gay but not the other, who nonetheless who fell into the arms of sex in a dark prison cell, allowing himself the affection of another being.

 
The procession continued inside of me. I soon saw movies like Maurice (thousands of times); it was a pleasure to watch two men touching, kissing, caressing each other.  They slowly discovered their sexuality, and after some time they each found a unique way to demonstrate their love. But for me, it was still the same story: a desire to go see Maurice time and time again, while lying at home about seeing a different movie.

 
Today I ask myself: How do different periods in our lives influence us? In this sense, I think the movies are a mirror of what takes place in our society at the time, that is to say, movies reflect, like a mirror, what our society is living, going through; it is as though the whole of society was going to a psychologist and saying: "We are gong through this and that, what shall we do?". And the analyst, who belongs to the same culture, responds that it is up to us to work it out, get through it, get out of the "cage aux folles", face the law of desire, have sex like the angels, love strangely, know everything there is to know about our  moms,  about  ourselves, try the best way to walk, know another love, and much much more... Then, we open our eyes and see that this is nothing more than another way. But that we have permission to live it. To  make it real.

 
At some point in time, before, during or after, in the mid 80's, came the argentine movies “Adiós Roberto” and  “Otra historia de Amor”. The first one approached the subject with some guilt on the part of the main character.  We can see how our society was changing during those years, because in the second instance, the characters allow themselves an encounter.



The progress we have made in the last few years has been spectacular, especially with the passage of equal rights laws, as the Gay Marriage and Gender Equality measures. These recent events bring to mind a movie I recently saw, Mi Vida en Rosa (Ma vie en rose). It is a French/Belgian/British production, filmed in 1997. It is about the life of a child, Ludovic, who feels like a woman, and dresses like one every chance he gets, wearing his sister's dresses. He, or she strikes up a friendship with a little boy from school, Jerôme, who also happens to be his father's boss' son. Ludovic assures his family that he/she and Jerôme will get married. One day, they are caught playing "marriage" and that's when the war between the two families begins, the absence of tolerance for that which was different. As the movie progresses, we begin to see how this boy/girl is mistreated, just for wanting to be a girl. At school, at home and in the rest of society, he is maligned for wanting to be, simply, a girl. It is a beautiful movie which deals with discrimination, homophobia, transphobia and plain ignorance. At the same time, it deals with acceptance, as we experience the transformation that love brings, leading to the realization that a person can be who he is, rather than just dream about who he could be.

 

“Y así  seguimos andando

curtidos de soledad,

y en nosotros nuestros muertos

pa' que naide quede atrás**”

 

"And so we keep rolling along

Weathered by our loneliness

And within us our dead ancestors

So that no one's left behind**"

 

I believe that each one of us constitutes the hope of our ancestors, and that the movies faithfully record the events and developments in our society as they occur.

Regarding our sexual identity, realities featured in LGBT cinema can lead us to open and free discussions, and from there, to our healing. When we know and understand a plot, presented by great actors, the emptiness is transformed into something palpable, since those images are mere accomplices to what we feel and wish for.

 
With the help of these films as guideposts, I say then, today is the day to throw the doors wide open, so that they remain “Puerta Abierta”, "Open Door".  So that we can come out of the closet, with or  without celluloid. With or without paper.

 
But as complete beings.

 

*I wrote this article with love and admiration for Alejandro. I was inspired by his announcement that he would be traveling to Israel in this June to speak and participate in The First TLVFest International Conference for LGBT Cinema in Tel Aviv. 

**Extract from Los hermanos (or Yo tengo tantos hermanos), de Atahualpa Yupanqui.