En el marco de la semana del orgullo LGBT 2008, charla-debate:

Lunes 27 de octubre, 20:00 hs;

“Género, visibilidad y familias”

Charla en la que se buscará articular la diversidad conceptual y la realidad que atraviesan a las nuevas construcciones de familias LGBT.

Exponen: Lic. Dafna Alfie, Lic. Alejandro Viedma y Facundo García.
Debate posterior con asistentes.
Av. Hipólito Yrigoyen 3644, CABA.
Entrada libre y gratuita.

Cronograma completo con las actividades de la semana del orgullo en:
http://www.marchadelorgullo.org.ar/05-semana.php

FAMILIARMENTE LGBT

Por: Lic. Alejandro Viedma

El psicoanálisis comparte con la antropología el no tomar por naturales u obvias las cuestiones que son instaladas como tales por una supuesta mayoría que no habilita para revalidar las teorías nacidas de ciertos mitos o conceptos rígidos.

Así como Lacan dio lugar a que se interrogue (pregunta freudiana, por otra parte) qué es ser una mujer, me permito pensar en la familia y el contexto actual: qué es una familia, qué características tiene que tener una familia para constituirse como tal, si hay un modelo familiar que predomina en estos tiempos de globalización y, más específicamente, cómo entender los grupos familiares que están compuestos por personas lesbianas, gays, bisexuales y/o trans (LGBT) que muchas veces no presentan lazos sanguineos, y cuáles son los efectos de estas situaciones en la sociedad argentina.

Trataré de recorrer estos interrogantes articulando con algo de mi experiencia como profesional de la salud.


Familias LGBT: existentes pero negadas

Hoy en día sólo como excepción tiene una cierta permanencia el matrimonio monógamo, heterosexual y con fin reproductivo.

Con este panorama, del lado de la sociedad, ¿no hay algo de pérdida de la realidad o negación de la misma? Digo, ¿por qué seguir pensando que esa familia “tradicional” es el objetivo ideal a seguir? ¿Por qué no darle la entidad que se merece a las “otras” familias, las cuales siempre existieron? ¿Por qué justamente allí donde sí hay una obviedad (es obvio que estas familias cobran vida) no se la reconoce?

Por un lado, sabemos que lo “tradicional” se refiere a una época pasada y, por otro, creo que “lo ideal” es inalcanzable.

Considero que hay que replantearse el concepto de mayoría, porque si reuniésemos a todas las familias que no serían las “tradicionales”, si juntáramos a todos los “grupos disidentes”, es decir, a las “otras” familias, las ensambladas, las de madres solteras, las de dos papás, las de dos mamás, las de madres trans, las de parejas que se juntan y alguno/a de ellos/as ya tiene un hijo con una pareja anterior, etc., obtendríamos un grupo ampliamente mayoritario.

Por eso debemos contextualizar los espacios geográficos y los momentos sociales, históricos, políticos, culturales, económicos, teóricos, etc.


Miedos ajenos y propios

Varios prejuicios se dirigen aún hacia (y dentro de) los sujetos LGBT, entre ellos uno de los más fuertes es: “te vas a quedar solo” (apoyado por la realidad, ya que en nuestro país casi no existe una ley que ampare a las familias homoparentales), no obstante, algo de ese prejuicio está perdiendo fuerza en el imaginario social, porque existen muchas personas lesbianas y gays que están compartiendo sus vidas en pareja hace muchos años y eso implica una historia y un proyectar de a dos.

Uno de esos proyectos puede ser convertirse en padres. Y los prejuicios que circulan en la sociedad también son introyectados en las parejas de lesbianas y gays.

El discurso expresado y escuchado que contiene el miedo más común de estas personas es: “yo no adoptaría porque la sociedad no está preparada para esto”, o “no quiero que el niño salga dañado, por ejemplo en su colegio, por tener dos papás o dos mamás”.

Me parece que muchas veces nos quedamos en ese miedo paralizante por no actuar. Y lo principal en estos casos es empezar por uno, por lo que se puede hacer previamente, recorriendo caminos posibles hasta concretar el hecho: informándose, reuniéndose con otras personas que hayan pasado por la misma situación, acercándose a profesionales, para luego estar preparado para afrontar el “afuera”.

Por ejemplo, cuando se hace real el deseo de construir una familia homoparental que incluye un hijo (o más), es importante acercarse al colegio donde acudirá ese/a niño/a para informar, “educar”, darles tiempo a las autoridades y docentes de ese establecimiento para que lean material pertinente, etc.

La construcción implica sumatoria, algo que se edifica, armado de. Y armar una familia “no convencional” ya rompe con lo que circula socio culturalmente, el: “a la familia no se la elige, te tocó eso”, puesto que si hablamos de elegir, introducimos la dimensión del deseo y de la decisión responsable de esa elección y de ir preparándonos para la realización de ese deseo de construir una familia “diversa”.

Lo anteriormente mencionado se relaciona con el verbo adoptar, el cual proviene del latín: “Ad optare”, y significa desear, elegir lo que se quiere.

En mi experiencia dentro de los grupos de reflexión para varones gays que coordino puedo dar cuenta de este panorama, relacionando la teoría con la práctica misma: por ejemplo, hay dos hombres que adoptaron como solteros, hay otro miembro que hizo la unión civil con su pareja, hay un papá de un hijo gay, abuelos gays, padres gays que tienen hijos/as de matrimonios anteriores y en la actualidad conviven con alguien de su mismo sexo, etc.


¿Cuáles son los datos que emanan de los principales estudios en familias homoparentales?

La mayoría de las investigaciones hechas en el mundo acerca del desarrollo de niños y niñas (algunas de dichas investigaciones incluyen a adolescentes) criados/as en familias homoparentales se realizaron en Europa, los Estados Unidos y Canadá.

Los datos informan que no hay diferencias significativas entre tales niños/as y los/las criados/as por padres heterosexuales en cuanto a su desarrollo socio afectivo.

Los estudios revelan que los/las niños/niñas criados/as en familias homoparentales no resultan homosexuales más frecuentemente que los/las criados/as por padres heterosexuales.

Igualmente, si fuese así no sería un problema, considero que ya en la base de esa hipótesis a constatar o refutar hay algo prejuicioso, ya que se supondría que la homosexualidad es contagiosa donde implícita o explícitamente continúa el concepto de enfermedad; pero al menos los resultados descartan una de las ideas más comunes del imaginario colectivo basada en la ignorancia.


Lo que hace a una familia

Lo que mejor define a una familia son los lazos afectivos (corrientes amorosas y agresivas) que se constituyen y vehiculizan dentro de la misma.

En ese sentido, no considero que la consanguinidad, lo genético, la filiación sean los únicos rasgos excluyentes que deberían estar presentes en un grupo familiar y, al mismo tiempo, se amplía una posible definición de las familias.

En palabras de Gilbert Herdt y Bruce Koff en su libro “Gestión familiar de la homosexualidad”: “La familia es plural porque se trata de una forma de parentesco, y el parentesco es un sistema de relaciones sociales arbitrario sin relación directa con la consanguinidad ni con la filiación. El parentesco existe solamente en la conciencia de las personas y es una convención social, un lenguaje, un sistema de representaciones. El parentesco no es una relación física o biológica: el parentesco es una relación social”.

Es por ello que me permito pensar en otras formas de familiaridad dentro del colectivo LGBT, como la que conforman los amigos o la solidaridad como elemento emergente en períodos críticos de las personas.

Ejemplo de ello puede ser lo que ocurre dentro del hospital Muñiz (según me comentó la presidenta de ATTTA, Marcela Romero), sobre todo entre personas trans y gays que conviven con el VIH/SIDA: hay muchos gays que no son visitados y en períodos terminales son las chicas trans las que los cuidan, los asean, les dan de comer, los acompañan.

Respecto a ellas, en el momento que hay una información oficial de que están muy graves, se llama a sus familias –que en general viven en el norte argentino- para transmitirle dicha noticia, y lo que ocurre –también en general- es que la respuesta del otro lado del teléfono es: “esa persona hace rato dejó de ser parte de esta familia”. Entonces, tras las expulsiones, los “asesinatos” de las personas trans por sus familias “naturales”, muchas chicas cumplen ese mandato por poseer una cantidad relevante de pulsión de muerte. No por casualidad el promedio de vida de las chicas trans en Argentina es de 25 a 35 años.

También podría pensarse que ciertas redes hacen las veces de familias, como por ejemplo, grupos de pertenencia, donde se construye un espacio que la sociedad obtura. De hecho, me sentí muy reconfortado cuando recibí un mail de un integrante de uno de los grupos que coordino, que decía: “Querido Ale, me alegra mucho que hayan ingresado a nuestro grupo dos personas nuevas, se nota que la familia se sigue ampliando… Carlos”.


Por la legitimación de lo familiarmente diverso

El término delirio proviene de una metáfora de labriego de la antigua Roma. Así lo explica Pierre Rey en su novela “Una temporada con Lacan”: “Lira, el surco. Cuando un campesino se distraía detrás de su arado, apartándose inadvertidamente del surco, los demás, para avisarle, le gritaban: De lira! Te sales del surco. Cuando irradia su propia energía, toda creación se sitúa necesariamente fuera del surco, porque la creación sólo puede proceder del delirio”.

En tal sentido, las “nuevas” creaciones familiares se salen del surco, de lo establecido, no obstante desde lo social no se las debe meter en la bolsa de lo raro, de lo enfermizo y no se debe analogar lo que sale de la norma con lo que transgrede la ley, la salud, y para ello hay que seguir luchando para legitimizar los derechos de todos y todas, creando y afianzando, haciendo cumplir nuevas leyes.

Tengo la idea que la ley y el afecto se retroalimentan, cada aspecto actúa como soporte del otro.

Es el respeto, el amor, el compromiso lo que construye y legitima una familia y, a su vez, la ley debe anidar, respaldar esos lazos. Sobre todo para los menores, a los cuales hay que proteger, acompañar, ayudar, en lugar de señalar, estigmatizar, apartar.

Para finalizar, creo que en este tema sería importante recusar la terminología negativa, que sigue haciendo oir ciertas palabras estigmatizantes como: patología, lo (no) natural, mayoría, perversión, etc., avaladas por mitos, informaciones con bases falsas, rigideces, y que hace que siga reproducéndose la discriminación, en pos de valorizar lo positivo, lo que circula en lo que existe: dentro de la diversidad de manifestaciones familiares en este mundo plural y atractivo en lo relacional, apuntar al reconocimiento de la singularidad, de la subjetividad de cada quien, a la responsabilidad, al deseo, a la capacidad de una persona para ser padre o madre -más allá de su orientación o identidad sexual-, y al amor, lo cual no significa “dar todo”, sino lo necesario y suficiente con límites.

INFORME DE LA ACTIVIDAD “CONSTRUYENDO FAMILIAS”

Por: Alejandro Viedma y Facundo Garcia

El 25 de agosto pasado, tuvo lugar en la sede del CIPSBA, el segundo panel organizado por el Área de Derechos Humanos y Diversidad Sexual, "Construyendo Familias". En el mismo disertaron la psicoanalista y especialista en niños, adolescentes, familia y adopción, co-compiladora del libro "Homoparentalidades. Nuevas familias", Eva Rotenberg; el coordinador del Área Jóvenes de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), Martín Lanfranco; la activista trans y directora de El Teje, Marlene Wayar; y el Lic. en psicología, psicoanalista y coordinador de grupos, Alejandro Viedma, quien también moderó la mesa y el debate posterior con los/las asistentes.

Constituye uno de los objetivos planteados desde el Área al iniciar su labor, el de abordar temáticas como el de las familias, de gran cotidianeidad pero que se observan sistemáticamente obstaculizadas o llanamente silenciadas en el Congreso Nacional y en la mayoría de los recintos legislativos de provincias y ciudades. Porque al decir familias diversas, no sólo se hace referencia a las familias constituidas por dos madres lesbianas o dos padres gays (homoparentalidad) sino a toda forma de familia que no reproduce el supuesto modelo tradicional, el cual hace tiempo ya ha dejado de ser hegemónico. Con este ímpetu fue convocado este debate, a fin de participar, escuchar, poner en duda y sobre todo, visibilizar los nuevos ordenamientos que atraviesan a la institución familiar en Argentina.



Trastienda o “cocina” de cómo fuimos armando grupalmente la charla:




Lo primero a consensuar fue el título de la actividad. Hemos pensado en utilizar el gerundio (como el ing en inglés, que se refiere a la acción que se está llevando a cabo en este momento, estamos “trancisionando” en esta época), y en tomar la actualidad “desordenada” (al decir de Elisabeth Roudinesco) de manera positiva en cuanto a los cambios que se vienen produciendo y visibilizando en la(s) familia(s) en las últimas décadas. En nuestro mundo se está gestando, al decir de Roudinesco, un desorden que a la vez significa un nuevo orden. La psicoanalista francesa –en una entrevista para la revista “Actualidad psicológica”- dijo que el anterior y aparente orden familiar se recompone o trastoca, puesto que se incorpora algo alternativo, algo original. Las familias homoparentales subvierten el antiguo orden, pero no se gelifican en posiciones marginales, sino que estas “nuevas” familias empiezan a tener los mismos problemas que cualquier otra.

Por tal motivo consensuamos: “Construyendo familias”. También nos parecería adecuado usar el plural en “familias” para reforzar el campo de la diversidad, las diferentes formaciones vinculares, y no quedarnos con el sentido cerrado, abrochado de “familia tradicional” que, como todos sabemos, está en crisis desde hace muchos años.

Otro título propuesto había sido “Avanzando familiarmente”, el cual también nos resultaba seductor pues conecta logros, conquistas (en lo legal, social, etc), y “familiarmente” juega además con lo positivo, con lo conocido, esto último para poner en duda lo de “nuevas familias”, ya que las familias LGBT son una realidad hace bastante tiempo. Sí podemos pensar lo “novedoso” en cuanto al recorrido histórico, ya que estas familias están haciéndose ver y escuchar más desde fines del siglo XX y llegan a los consultorios al mismo tiempo o posteriormente.



Los/las expositores/as. Los/las disertantes elegidos/as fueron convocados/as para que pudieran dar cuenta de la pluralidad en las voces, cada quien desde su experiencia, desde el lugar que esté ocupando.

El primero en disertar y quien coordinó la actividad fue el lic. en Psicología, psicoanalista y coordinador de grupos Alejandro Viedma. Los lineamientos que ha seguido Viedma en la introducción que realizó para inaugurar la mesa son los que quedaron registrados en su escrito “Familiarmente LGBT”, el cual fue “pegado” arriba de este informe en el presente blog.

Afortunadamente, esa noche contamos también con la participación de la psicóloga/psicoanalista Eva Rotenberg, quien es directora de la “Escuela para padres”, especialista en niños, adolescentes, familia y adopción, y ha co-compilado “Homoparentalidades. Nuevas Familias” (Lugar Editorial S. A., 2007). El libro es muy interesante porque enfoca la temática desde lo que, según nuestro punto de vista, debe planteárselo: lo interdisciplinario. Así, el texto recopila escritos de grossos de la psicología, la antropología, el derecho, la política, etc., y siempre desde los avances históricos, los datos vanguardistas y recorriendo la actualidad desde esas distintas disciplinas. Es por lo anterior que nos parecía provechoso que ella transitara resumidamente por esos caminos diferentes y al mismo tiempo convergentes, pero centrada desde su experiencia en la clínica psicoanalítica, su campo de acción.

Otro de los convocados fue Martín Lanfranco, activista de la CHA y uno de los coordinadores del Área Jóvenes de dicha organización. Ese grupo funciona desde el año 2004 y nos seducía la idea de que contara cómo fueron cambiando las salidas del closet, ya que en entrevistas que viene realizando relata que ahora las/los adolescentes/jóvenes se asumen lesbianas o gays mucho antes que en las generaciones anteriores, y cómo va impactando todo esto en las familias. ¿Cuál es el papel que toman los padres hoy en dichas situaciones?

La tercera expositora invitada ha sido la activista trans y directora de la revista (o sea, “mamá” de ese medio) “El Teje”, Marlene Wayar. Contamos con su testimonio dentro del activismo trans y su desarrollo giró en torno a qué sucede con las familias argentinas y lo que ha fracasado de la “familia tradicional”.



La modalidad de
la actividad de esa noche fue la siguiente: las exposiciones. Cada expositor/a tuvo aproximadamente 15 minutos para disertar, para posteriormente dar lugar a las preguntas y comentarios de los/las asistentes, que siempre es lo más rico, ese feedback mágico que tuvimos el placer de que se presentificara.



LA MESA, los/las panelistas:



En una breve presentación, el Coordinador del Área, Facundo García, hizo hincapié en la importancia de reflexionar sobre estos temas a pocos días de haber sido aprobado por el decreto 671/08 que el ANSES otorgará la pensión por viudez a parejas del mismo sexo, salvando un vacío legal que marginaba a un importante número de quienes realizan aportes jubilatorios, a que sus parejas constituidas perciban los beneficios sociales que signa la ley. Y si bien no sorprenden pronunciamientos como el de la Corporación de Abogados Católicos, que utilizan el término “aberración” al referirse a la homosexualidad, desconcertaron las palabras de la Presidenta, quien puntualmente dijo “es el reconocimiento de un derecho, no es una promoción de nuevas formas de familia, ya que si buscáramos eso tendríamos que reformar el Código Civil, y no es la idea”. Sin duda este hecho representa un avance para el colectivo LGBT que tras años de luchas y amparos judiciales, legitima uno de los tantos derechos postergados. Sin embargo, el gobierno nacional en sus declaraciones públicas continúa descalificando a las familias diversas. En ningún momento se le ha reclamado al Estado que promueva “nuevas formas de familia”. No se trata de productos comerciales. Las familias diversas ya existen. Exigen el reconocimiento del Estado como familias basadas en el afecto, y que como tales deben gozar de los mismos derechos.



Abrió la mesa Alejandro Viedma explayándose en ciertas cuestiones que fue pensando como participante de esta actividad (las que quedaron plasmadas en su artículo “Familiarmente LGBT”).



Seguidamente a Viedma, en su exposición, Martín Lanfranco aportó su mirada: la de jóvenes gays, lesbianas y trans que expresan, cada vez en mayor proporción, su orientación sexual o identidad de género en una edad temprana. Y desde este punto, cómo observan ellos y ellas sus familias de origen y cómo proyectan la posibilidad de formar sus propias familias en un futuro. En épocas anteriores, asumir la homosexualidad conllevaba el duelo de saberse en un futuro solitario. No resultaba fácil concebir siquiera el armar una familia. Hoy ese imaginario social se ha revertido, ha ampliado sus horizontes. Las familias diversas están presentes y se vuelven cada día más visibles. Es por ello que las nuevas generaciones no segregan opciones de familias, porque son conscientes del tránsito o pasaje que implica la realidad del elemento social al reconocimiento jurídico, a fin de que el Estado reconozca y otorgue las mismas protecciones a toda familia constituida en lazos afectivos. Lanfranco comentó su experiencia como coordinador de grupos mixtos y destacó la Ley de Unión Civil como precedente importante en el ámbito legal y social.



Por su parte, Marlene Wayar cuestionó el concepto de hegemonía. Pensar en “otra” familia que no repita el modelo hegemónico es adoptar un rol activo en la sociedad, es catalizar un cambio al no asimilarse a un sistema capitalista, cristiano y occidental, que hipoteca las autonomías y las subjetividades. Ante el sufrimiento cotidiano o el acostumbramiento a los maltratos de miles de niños y niñas en nuestro país, se erige una nueva forma de construir lazos que se asienta en el deseo profundo de hacerse cargo amorosamente de un otro, sin perder de vista el contexto para el desarrollo del mismo. Asimismo, Wayar hizo referencia a la necesidad de romper con el discurso hegemónico, a replantear los roles asignados a lo femenino y lo masculino. Hay una ficción en la estructuración de los sexos. Las palabras hombre y mujer, transexual u homosexual son categorías creadas por patrones culturales, son identidades construidas desde las ciencias médicas, policíacas, jurídicas, señaló relatando su trabajo desde la organización Futuro Transgenérico. La resignificación, al margen de la normativización, es viable y sustantiva para el reconocimiento de la singularidad ajena de lo estigmatizante o patológico, en este sentido, no comparte la lucha para que en el DNI figure como mujer (u hombre). Concluyó comentando su punto de vista sobre el fracaso de la familia “tradicional”, familia que hizo oídos sordos a “los llantos de la mariquita dentro del closet”, familia que no contuvo, familia que no quiso oir nada de lo presentado como “diferente”.



Finalmente, Eva Rotenberg analizó el proceso que configuran los avances tecnológicos al acceder a la paternidad/maternidad sin tener relaciones sexuales. Considera que la paternidad o la maternidad vienen dados por factores sociales, que no están relacionados con el sexo biológico de los mismos, sino que se sustentan en el aporte al crecimiento del niño o de la niña. Afirmó que la expresión sexual no determina el vínculo con los hijos. Y las frecuentes problemáticas que madres y padres LGBT se preguntan a sí mismos (¿cómo decirle a mis hijos? ¿cómo abordar la situación social y educativa?) forman parte de un conjunto de prejuicios arraigados en los adultos, no en los niños. La base de la paternidad/maternidad se funda entonces en una función de sostén y en la de terceridad, es decir la noción y el respeto de otro, para lo cual diferenció de lo antedicho el concepto de desamparo y priorizó la salud mental de los padres, más allá de su orientación sexual.



El contexto de la velada. El salón estuvo colmado de interesados/as oyentes activos/as, lo que significa que ¡se armó un participativo, vivaz, espontáneo “pogo simbólico” de altísimo nivel! Para destacar: a cada intervención de un/a panelista o un/a asistente, ¡la platea respondió con un caluroso aplauso! Hemos contado con testimonios en primera persona de padres y madres gays y lesbianas, hasta en algunos casos acompañados/as por sus hijos/as. ¡El saldo de todo fue altamente positivo!





Los panelistas: Viedma/Lanfranco/Wayar/Rotenberg.



El salón del CIPSBA colmado de atentos/as concurrentes.



Los psicoanalistas Viedma y Rotenberg.