Gracias y felicidades!!

Le deseo felices fiestas a cada persona que entra en este blog, que ya ha superado las 40.000 visitas! Agradezco y valoro mucho este intercambio reflexivo, respetuoso y afectivo que despliega un puente entre nosotros desde hace un lustro, para tratar de sortear la desigualdad, el dolor, la injusticia, la ausencia, el aislamiento y la soledad siendo bien humanos y no creyendo en soluciones mágicas sino laburando, construyendo, conectándonos y solidarizándonos con nuestros semejantes. 
Estoy cerrando otro año maravilloso y quería compartir con ustedes este texto que me llegó de un expaciente ("P", quien me dio su permiso/consentimiento para publicarla) y me conmovió mucho. Es una de las tantas muestras de apoyo y agradecimiento que recibo, y el que da las gracias soy yo. 
Que tengan un gran 2013 con salud, trabajo y amor. 
FB: Alejandro Viedma Psi  https://www.facebook.com/pages/Alejandro-Viedma-Psi/197298870290333?ref=hl


SABOR A VIDA, por P.
Uno se sorprende con lo que descubre de las cosas de la vida cotidiana y de cómo se pueden encontrar similitudes entre las actividades diarias y las cosas realmente fundamentales. De cómo todo, a fin de cuentas, termina siendo igual de importante en la vida, porque en las cosas pequeñas y rutinarias es donde muchas veces está la verdadera esencia del alma y el secreto de la felicidad.
Día de descanso en casa... Aquí me encuentro a mí mismo pensando en mi ex-analista, el Lic. Alejandro Viedma y, paralelamente, haciendo pizzas caseras para la semana.

En una conexión con él, estamos “hablando” de todo un poco y yo estoy recibiendo, como siempre, tanto conocimiento como reflexiones hermosas de esta gran persona… Y entonces comencé a recordar todo lo bien que me hicieron los casi tres años de terapia con él.
Al principio yo no creía ni quería saber nada con hablarle de mis cosas a un desconocido, ni a nadie. Vivía encerrado en mi mundo, en mi propio placard. Vivía una vida de mentiras, una falsa felicidad, en la cual mis momentos de placer y alegría eran los que me imponía el afuera, o yo mismo y, de alguna manera, intentaba autoconvencerme de que eran auténticos.
Fue cuando me enamoré por primera vez... de un chico. O de la idea de estar con ese (o con cualquier) chico libremente, viviendo la vida que sólo en sueños me permitía vivir y hasta cierto punto, porque inclusive mis sueños se convertían en pesadillas en el momento en el que bloqueaba todo intento de desear una vida –para mis seres cercanos- diferente, prohibida y hasta errónea.
Y fue también entonces cuando me crucé con un artículo de Viedma en Internet… ¿Casualidad? Creo que todo ocurre por algo y creo fielmente en un Ángel de la Guarda (me gusta pensar que es mi madre que se fue hace mucho), en un Destino, o en como uno lo quiera llamar. La cosa es que este mensaje me llegó en el momento justo de “apertura”, ya que comenzaba de a poco a permitirme ser.
Solamente había hablado de mi sexualidad con mi hermana, pero me sentía muy solo, dubitativo y con miedo, y tomé una de mis primeras decisiones como persona librepensadora e independiente: comenzar una terapia.
Ya desde el principio noté cómo las frases que INCONSCIENTEMENTE afloraban de mí, expresaban deseo, falencias, necesidades de gritar y cambiar esta realidad que estaba viviendo, temores, fantasías, etc., cosas que mi terapeuta me marcaba acertadamente en mis fallidos y sueños y me hacía repensar y trabajar más profundamente sobre ellos.
Hace un rato con un amigo rememoraba una de las primeras sesiones en la cual Alejandro me pidió que describiera mi día ideal: no hice más que quedarme en silencio durante largos minutos y, luego de eso, el bloqueo mental, las ganas de llorar, hasta sentí vergüenza de no saber quién era yo, qué quería, de qué disfrutaba… porque las cosas que me hacían bien NO eran las correctas, NO debía hacerlas ni sentirlas… Estaba encerrado en una celda en la que NO me permitían ni me permitía ser, hacer ni sentir. Y allí empezó a aflorar el “Basta de NO!!”. Stop con los noes…
Ha sido un trabajo conjunto entre mi psicólogo (quien ante mí se presentaba enigmático pues yo no sabía absolutamente nada de su vida, pero al mismo tiempo cálido, contenedor) y yo… Y más adelante me permití incorporar en este proceso a mis amigos, a mi nueva pareja, a mi familia… Un recorrido en el cual fue trascendental hablar, decir, hacer, probar, sentir, equivocarme, consciente y hasta inconscientemente, dejando salir todo lo que había adentro. Es que esa es la única manera de conocerse y de que las cuestiones anquilosadas y sufrientes puedan modificarse.
Y son en las cosas y acciones de la vida cotidiana, por mínimas que sean, en las que uno se va descubriendo. Hay que empezar por ahí, de a poco, tomándose el tiempo para cada cosa, porque todo requiere un viaje en el cual, por ejemplo, descubrí que disfruto mucho de la cocina y que, como en la vida, para preparar unas ricas pizzas hay que tener los ingredientes necesarios (y si no se los tiene, hay que ingeniárselas para hacer lo mejor que se pueda con lo que hay); hay que tomarse un tiempo determinado para que leve la masa, para que crezca (en todos los sentidos que a uno se le pasen por la cabeza); amasarla con fuerza, convicción, constancia; cuidarla para que no se queme, para que no se pase ni se eche a perder y, por sobre todo, hay que hacer las pizzas con mucho amor. Además, en lo posible, hay que compartirlas con gente querida, gente que nos haga sentir bien y, si esto no se puede, disfrutarlas solo, con la compañía de uno mismo… porque lo más importante es, básicamente, poder disfrutarlo y disfrutarse para luego darse entero pero sin perder la esencia de lo que uno es. Como me dijo una vez Alejandro: “sin que te desdibujes como sujeto”.
Hoy puedo decir que, gracias a todas estas cosas que me fui permitiendo en estos últimos años, gracias a mi gente y sobre todo gracias a haberme animado a emprender un tratamiento analítico, pude abrir mi cabeza, conocer mi interior, navegar en mi inconsciente, animarme a amar como y a quien yo quiera (a mi pareja varón con el que llevamos ya casi dos años de casados); a trabajar en lo que me encanta y disfruto; a gozar de la música y el canto, la cocina, la naturaleza… Pero fundamentalmente, me habilité para vivir.
Cuántas veces escribí la palabra VIVIR!! Es que de eso se trata: de vivir, animándose, equivocándose, conociéndose, aprendiendo, hablando, disfrutando… amando, amando… amando… viviendo y dejando vivir… FELIZ!
¿Quién quiere una porción de muzza?