Dos frases...

Si bien adhiero al concepto de pulsión cuando pienso en el sujeto humano, a diferencia del de instinto (presente en el reino animal), hoy entiendo y comparto: "Algo que también es primordial es respetar los propios instintos. El día en que deja uno de luchar contra sus instintos, ese día se ha aprendido a vivir." (Federico García Lorca, entrevistado en Bs. As., año 1933).

Y la segunda frase que les dejo -y me encanta- es la siguiente: “No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
...de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.” (Bertolt Brecht).

¿Qué opinan acerca de las ideas precedentes, estimados visitantes de este blog?

Foto by Alejandro Viedma en parque de San Pablo, Brasil.

La maternidad compartida

Publicado el 12.06.11 en Boquitas pintadas, por V. Dema

Silvina y Andrea están enamoradas desde hace casi dos décadas. Tienen tres niños. Se los ve felices, revoltosos en un hogar como tantos de la Argentina. ¿Es una familia tipo? No, no puede encasillarse allí: es una familia diversa, con maternidad compartida, con redefiniciones de roles que antes eran más bien fijos.

Los invito a ver el video que hace un tiempo se vio en un programa de televisión; los muestra en una escena cotidiana, similar a la que vivimos en nuestros hogares…quizá coincidan conmigo en que en ese lugar habita el amor y esos niños son fruto de ese sentimiento.


Rescato este video para pensar el tema de las familias homoparentales y para hacerlo sin caer en la patologización. Además, lo presento porque –como me explica el lic. Alejandro Viedma – este grupo familiar hace replantear la “heteronormatividad naturalizada”: Andrea y Silvina, “Mamu y Mami”, eligieron la vía de la inseminación artificial para ser madres concretando el deseo que ya estaba instalado en ellas hace años. De esta forma se refuerza la idea de que sus trillizos son fruto del amor que se tienen, no de un deseo alocado de utilizar la ciencia para procrear livianamente (como se suele escuchar en algunas críticas ante estas “nuevas” familias).

Me parece de una valentía muy grande que ellas abran la puerta de su casa (sobreponiéndose a la presión social que confluye en la homofobia), porque es un modo de empezar a cortar con el secreto a voces familiar y social –que suele instalarse en estos casos- respecto a la relación amorosa entre dos mujeres. Entonces, este video en el que las dos madres dan la cara es un mensaje claro y directo para que no se desmienta más la existencia de familias homoparentales como una realidad actual.

“Ver a mujeres que se aman hace muchos años con sus bebes hace que otras mujeres lesbianas se identifiquen en esos espejos, es como que del otro lado de la pantalla emitieran ‘¡Ah!, se puede’. Así, “Mami y Mamu” pueden convertirse en nuevos modelos identificatorios para otras personas, referentes visibles, diferentes a la familia tradicional con un papá y una mamá criando a sus niños”, explica Viedma.

Silvina y Andrea blanquean que viven felices y tranquilas, serenas por haber visibilizado su vínculo afectivo y la interacción de ambas con sus hermosos hijos. Tranquilas porque no tienen que esconder, guardar en el clóset, encubrir o mentir sobre la conformación de su familia en los ámbitos más importantes por donde transitan.

Los nuevos desafíos para el psicoanálisis
por el lic. Alejandro Viedma

En la actualidad los medios de acceso a la parentalidad son múltiples. Por otro lado, hay una ciencia que avanza con tiempos muy veloces.

La clínica actual nos presenta, a los profesionales de la salud mental, nuevos desafíos. Este caso que se nos muestra en el blog es uno entre miles y trata una situación existente y contemporánea, el de las “familias diversas” o “familias homoparentales”.

Mi hilo conductor es pensar esta temática dentro de los “nuevos ordenamientos” (al decir de Élisabeth Roudinesco en “La familia en desorden”, de 2002) que se están desarrollando en occidente, saliendo a la luz sobre todo en las últimas décadas y que casi cotidianamente estoy escuchando en mi consultorio: la caída de la familia “convencional”, el avance de la mujer –y su posicionamiento respecto de su cuerpo con las consecuentes configuraciones vinculares emergentes-, los proyectos de las parejas lésbicas (o de mujeres lesbianas y/o bisexuales solas) de ser madres con ayuda de la tecnología moderna, entre otras cuestiones.

También considero fundamental abordar estas problemáticas con el acompañamiento de un abordaje multidisciplinario.

Hay diferencias indudables entre la época de Freud y los casos actuales de co-maternidades, en donde incluso hay un deseo que muchas veces excluye a un padre, por lo cual cada vez más estas mujeres eligen el esperma de un donante anónimo.

Todo analista tendrá que tantear qué significaciones manifiestas y latentes sostienen en una pareja, más allá de las orientaciones sexuales o identidades de género de esos padres o futuros padres o madres, la fantasía de tener un hijo: ¿Cuáles son las fantasías que giran en torno a ese futuro bebe/niño? ¿Ese hijo satisfaría las necesidades de esa pareja? ¿Colmaría sus deseos?

Obviamente, estas preguntas también serán del orden de lo pertinente con una pareja heterosexual que quiera acceder a la parentalidad, no sólo estarán presentes estos interrogantes porque se trate de una pareja de personas del mismo sexo. Siempre del lado del analista se deberá apuntar al caso por caso.

Por último, y ahora refiriéndome a nuestro contexto socio-histórico-político-cultural de este presente, diría que desde el año pasado en la Argentina, con la ley de matrimonio igualitario se respalda a todos los integrantes de estas familias diversas: no es lo mismo tener un hijo dentro de una pareja con vínculo legalizado a que no sea así. Es fundamental que las familias homoparentales estén protegidas legalmente y hoy en día los matrimonios de personas del mismo sexo están empezando a gozar de los beneficios de cualquier matrimonio.

Las mujeres lesbianas en pareja con un proyecto conjunto de maternidad estaban condicionadas legalmente porque hasta el 14 de julio de 2010 en la Argentina el matrimonio entre personas del mismo sexo no estaba legalizado. Antes sólo podía adoptar –en el mejor de los casos- una persona como soltera, independientemente de su orientación sexual. La lucha por la promulgación de esta ley ha demostrado que el tema de las familias homoparentales es inquietante y delicado y que, por tanto, necesitaba un marco legal.

Celebro este logro, avance fundamental que apunta a los diversos y derechos humanos.


Bonus track
Cuando armaba este post recordé una película que vi hace algún tiempo: Mi familia (así se tradujo del inglés, pero originalmente se llama The kids are all right). Es la historia de Jules y Nic, una pareja de lesbianas que tiene dos hijos: Laser y Joni, ambos concebidos por inseminación artificial. En ese escenario, su tranquila vida familiar se ve modificada cuando los chicos encuentran al donante de esperma (su padre biológico) y lo invitan a formar parte de sus vidas. Si no la vieron, los invito a que lo hagan. Es una de las tantas formas de familias diversas que se pueden conformar, con sus dinámicas, sus encuentros y desencuentros, sus maneras de amar.

Vivir con VIH: “Me discriminan por gay y por estar infectado”, dice Angel

Post del día de la fecha en Boquitas Pintadas, de Verónica Dema, periodista de lanacion.com

Angel Pereira tiene 41 años y convive con VIH desde hace 13. Quizá porque ya tiene la piel y el corazón curtidos de tantos golpes, se anima a una entrevista en la que da su nombre, su apellido, se planta frente a una cámara a contar su testimonio de vida.

Armé un segundo post sobre el Sida porque a 30 años del primer reporte del virus en el mundo, el tema no parece formar parte de la agenda política actual; sin embargo, en la Argentina se estima que aún se infectan 5000 personas por año.

Fui a la entrevista con Angel pensando que habría cuestiones vedadas, que quizá no aceptaría que publicara su identidad, que me pediría revisar la edición de la nota. Puros fantasmas míos. El, en cambio, fue dispuesto a dialogar franca, serenamente durante el tiempo que dispusiéramos. Por momentos parecía nervioso, le temblaba la voz, sus dedos se enredaban en el aire como si acompañaran los vericuetos de su enmadejada vida.

Escucharlo fue un aprendizaje para mí. Creo que vale la pena invitarlos a ustedes a leer toda la charla que tuvimos (transcribo la entrevista abajo). Para los que no tengan tiempo, hay un video breve, síntesis de media hora de conversación con quien convirtió su experiencia en docencia: co-coordina el grupo de varones gays VIH positivos en la Sociedad de Integración Gay, Lésbica Argentina (Sigla).

También les acerco la opinión del lic. Alejandro Viedma sobre uno de los temas que considero central para comprender por qué Angel llegó a enfermarse: la homofobia. Viedma explica: “Algunos gays conviven con el VIH por haber internalizado la homofobia social que comunica mandatos de auto desprecio, de auto rechazo y se enferman consciente o inconscientemente por la baja valoración personal, porque terminan creyéndose –por el odio o el miedo que otros les transmiten- que están haciendo algo malo (por tener una orientación homosexual); así se ponen en riesgo y terminan sufriendo más. Creo que la responsabilidad en esta problemática es compartida, no sólo tienen que hacerse cargo los infectados, quienes de por sí ya pagan altos costos con su cuerpo”.

-¿Cómo fue enterarte de que tenías VIH?

Angel (sonríe nervioso, respira hondo): Estoy infectado desde 1998. Ese día sufrí como una despersonalización, creo que es eso. Recibir un diagnóstico positivo es un cimbronazo, una explosión adentro. Produce una bisagra en cualquier persona, por más de que tengas un corazón de hierro hay un antes y un después. Ese día fue bastante terrible, porque si bien yo venía barajando la idea de que podía dar positivo, siempre en alguna parte uno cree que puede dar negativo. Pero no.

-¿Por qué creés que te pasó?

-Fue el detonante de varias situaciones que arrastré en años. Tiene que ver con la homofobia, la baja autoestima, estar vulnerable como varón gay que soy. Porque estás solo en muchas situaciones: en tu familia no encontrás contención porque genera rispidez y rechazo, con los amigos también es difícil compartir esto, en el colegio es terrible la homofobia.

-¿Qué relación hay entre la homofobia y el VIH?

-La homofobia me llevó a lugares oscuros: la noche, el alcohol, la droga, el sexo promiscuo. Ese estado y ese mensaje de rechazo y odio que tenía en mi interior se fue alojando y fui transitando caminos que me llevaron a la infección, no podía derivar en otra cosa.

-¿La baja autoestima hacía que pensaras que no merecías una familia, una pareja estable, por ejemplo?

-Claro, porque de alguna manera la sociedad va definiendo los espacios y el que diseña para nosotros es ese, el de la oscuridad. Ese es el espacio que vos te merecés, no hay otro espacio para vos. Y es raro porque después te señalan como que vos sos el responsable de esa situación. En realidad hoy lo veo distinto…se que no hay culpables: uno es como es y uno no elige ser gay, ni elige esa vida de oscuridad.




Angel Pereira y Alejandro Viedma exponiendo en el panel de la jornada contra la homofobia, ante una nutrida concurrencia en la sede de Sigla, el pasado 21-5-2011.