Marcha del Orgullo: del “rejunte de locas” a la identificación con la diversidad

Estimados/as visitantes de mi blog, cierro los posts de este año que se extingue con un texto (publicado el 18-11-14) del Blog de lanacion.com Boquitas Pintadas, dirigido por Verónica Dema. Les deseo un muy feliz 2015!! También pueden encontrar mi balance anual en fotos y palabras aquí: 
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.873865489300331.1073741849.197298870290333&type=1

El sábado pasado se realizó la XXIII Marcha del Orgullo LGBTTIQ en Buenos Aires. Para Julio Francisco Szanto, un porteño de 45 años, fue la primera. No desconoce que esta necesidad de visibilizar a la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros, intersex y queer se inició en 1992; tampoco le es ajeno el hecho de que sólo por entonces marchaban unas 250 personas, la mayoría con máscaras, para evitar represalias. No desconoce nada de eso, pero nunca había estado allí, nunca le había puesto el cuerpo a esa convocatoria de personas tan diversas y, sin embargo, tan afines a él.


En este relato que escribió para Boquitas pintadas cuenta por qué esta vez decidió ir y habla de sus sensaciones en esta marcha que convocó a unas 200.000 personas. Una de esas personas fue Julio, con quien conversamos el sábado acerca de algunas de las emociones que ahora comparte con toda la comunidad de Boquitas.
Mi primera vez
Por Julio Francisco Szanto

Tarde de sábado muy calurosa. Estaba en mi casa listo para emprender mi camino hacia un lugar hasta ese momento desconocido para mí.
Si bien soy un varón gay fuera del clóset, estaba algo nervioso, con una “fiaca” repentina que no era más que un signo de que mis mecanismos de defensa estaban activándose. Recordaba lo que solía pensar hasta hace un tiempo no muy lejano: “Eso es un circo”, ¿“Qué tengo yo que ver con esa gente?”, “No me siento para nada identificado con ese rejunte de locas”.
Finalmente y sin pensarlo demasiado, salí de mi casa rumbo a la Marcha del Orgullo LGBTIQ.
Ya desde el momento en que tomé el subte comencé a vivir un clima festivo. De repente casi todo se vistió de muchos colores, algunos con banderas, otros con pancartas y otros con remeras alusivas. El público claramente era muy diferente a lo que suelo ver de lunes a viernes. Me empezó a invadir una sensación extraña, mezcla de ansiedad y emoción.
Ya más cerca del evento, ví una Plaza de Mayo completamente vestida de fiesta pero a la vez pacífica. Comencé a caminar más rápido pero con cierta desconfianza, ya que las grandes concentraciones de gente en general no me gustan.
Tan pronto como me mezclé con la gente la primera impresión que tuve es de pertenencia. Qué extraño, ¿no? Pertenencia con completos desconocidos. Eran todos tan diferentes a mí, y tan diferentes entre sí, pero al mismo tiempo tan iguales que por supuesto todos los prejuicios que podía llegar a tener quedaron completamente desterrados. Ví a familias compuestas por niños y niñas con dos mamás o dos papás, familias heterosexuales manifestando su apoyo a una vida más libre y abierta.
Album de fotos de la Marcha: 
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.851703394849874.1073741847.197298870290333&type=3


Seguí caminando por la feria hasta el stand de Puerta Abierta, en donde habíamos quedado en encontrarnos con Alejandro Viedma, coordinador del grupo de reflexión de varones gays del que formo parte, y con otros integrantes del grupo.
Pasamos una tarde excelente, en medio de una gran alegría, una sensación de plenitud que me invadió por completo y un increíble respeto que se respiraba en todos lados.
Con la consigna “Por más igualdad real: ley antidiscriminatoria y Estado Laico”, la marcha se desarrolló con absoluta tranquilidad. Esto fue una clara demostración de que se puede pensar, sentir y amar de formas diferentes y convivir en paz, respetando nuestras originalidades.
Pensé en los grandes avances que el colectivo LGBTIQ ha tenido desde que se llevó a cabo la primera Marcha del Orgullo allá por el año 1992. Esa marcha solamente contó con 250 personas y algunos se ponían caretas de cartón por temor a perder sus trabajos.
Felizmente, en la marcha del sábado pasado éramos unas 200.000 personas expresándonos libremente. Vaya que hemos recorrido un largo camino lleno de conquistas, desde aquellos valientes corajudos y corajudas de las primeras marchas hasta la masiva convocatoria de hoy en día.
En una sociedad en la que la legislación va unos pasos más adelante que el cambio cultural, aún falta bastante por hacer en materia de igualdad de derechos, pero vamos en muy buen camino.
Lo que me quedó clarísimo en la Marcha es que el amor no tiene género, la libertad no tiene género, la dignidad no tiene género y el respeto por el otro no tiene género.
Ir a la Marcha me ayudó a confirmar plenamente lo que siento sobre mí: que no tengo vergüenza, que no tengo miedo, que estoy orgulloso de ser quien soy, con mis defectos y con mis virtudes y viviendo en plenitud mi forma de amar.

Flor de la V, entre las más aplaudidas de la marcha; foto de Alejandro Viedma
Espero humildemente que el contar mi experiencia pueda servir a otras personas a animarse a participar de este gran evento. El compartir nos fortalece y nos hace libres.
Muchas gracias Vero Dema por tu buena onda y la oportunidad que me diste de expresarme a través de tu blog.
Muchas gracias querido Ale Viedma por haberme alentado a participar de la Marcha.
Julio Francisco Szanto

90.000 Diversidades


Esta página ha alcanzado el hermoso número de 90.000 visitas. Muchísimas gracias por ello! Para esta ocasión les comparto algunas líneas respecto a cómo estoy tomando, en estos tiempos, la idea y lo real de la Diversidad…

 
El concepto de diversidad me ha aportado mucho como profesional y como persona, ya que en cuanto algo/alguien existe, simplemente ES y/o viceversa, y por ende no hay nada qué cuestionar; en tal sentido pienso en una naturaleza humana diversa que -al centrarse en la sexualidad (que a veces también integra al AMOR) de adultos que consienten encontrarse sexualmente- excluye las categorías de,  entre otras, “anormalidad”, “contra natura” o “enfermedad”.
Como terapeuta, estoy abocado a escuchar lo diverso dentro de la diversidad. Como sujeto, me asumo diverso y me enriquezco con y en LO diverso.
No obstante, noto en la actualidad una moda o banalización en la utilización del término DIVERSIDAD, o se lo usa para lo políticamente correcto o lo pro no sé qué.
Si bien hace más de una década continúo especializándome en la Diversidad Sexual, no dejo de tener en cuenta que la diversidad es una abstracción mucho más amplia, abarcativa a tanto que podría pensarse en alcances infinitos.
Por lo anterior, me agrada más y me parecería más apropiado utilizar el plural: “DIVERSIDADES”, el cual incluye las pluralidades en los seres humanos, atravesadas por lo inter o trans-disciplinario.
Entonces, se me viene in mente una analogía o una imagen que me sirve para pensar en las diversidades, y es la de un árbol inmenso y milenario, con cientos de ramas e incontables hojas con un tronco fuerte y raíces más poderosas aún, es decir, algo imposible de derribar.
Que cada uno considere qué significan las partes de esa especie bien viva, pero al menos a mí me interesa comparar esas ramas con los subtemas que se ramifican de ese tronco común que es la diversidad, con lo bello y lo nefasto que eso conlleva en cada cultura y en cada sujeto, ejemplo de esto último podría ser la homofobia, con algunas de sus manifestaciones más actuales y no siempre tan visibles, tan directas: el bullying y el mobbing por orientación sexual o identidad de género contranormativas.
Para finalizar y en referencia a este espacio, me gustaría que podamos seguir entramando, debatiendo, reflexionando, compartiendo, intercambiando y produciendo cuestiones que tienen que ver con las Diversidades Humanas en general y Sexuales en particular, siempre desde el respeto, la capacidad de empatía, el aporte positivo, la aceptación y el afecto.
Muchas gracias por seguir visitando este, mi blog, que aunque no lo renueve constantemente, ya lleva 7 años de vida.
Abrazos diversos!!
Alejandro.