TRANSITANDO OTRAS REALIDADES


-ALGUNOS LINEAMIENTOS COMO INTENTO DE DIÁLOGO ENTRE EL PSICOANÁLISIS Y EL ACTIVISMO TRANS SOBRE LAS “MUTILACIONES” QUE NO TIENEN LA MISMA MODALIDAD QUE EL PASAJE AL ACTO-
Por: Lic. Alejandro Viedma
¿Qué significa TRANS?
A modo de introducción, me es necesario precisar de qué se habla cuando se dice que una persona es “trans” y qué diferencias se encuentran, por ejemplo, entre las personas transexuales y las travestis.
El término transgénero refiere al sujeto que expresa un género o siente una identidad de género que difiere de lo que es esperable socio-culturalmente con respecto a su sexo biológico, por lo tanto a las personas transexuales y travestis se las ubica dentro de la “categoría trans”.
La persona transexual es aquella que durante toda su vida ha sentido que nació con el sexo equivocado, por lo cual va adoptando atuendos y modos de comportamiento buscando lo concordante con sus identificaciones, deseos, sentimientos, fantasías, gustos y preferencias. La transexualidad es definida como contradicción entre el sexo físico (genital, hormonal y genético) y el psíquico. Dentro de este grupo de personas hay algunas que no se operan para modificar sus genitales porque no lo consideran imperioso o necesario, o no cuentan con los medios económicos para hacerlo, o no se hallan preparadas psicológicamente para concretarlo, y otras que por medio de un tratamiento hormonal y la intervención quirúrgica logran la rectificación de su atribución sexual.
Una persona travesti es quien viste ropas y utiliza maquillaje del otro sexo como forma de expresar el género femenino. En general, las travestis no “reniegan” de sus genitales, por ende no se someten a una intervención quirúrgica para “adecuarlos”.
El contexto familiar y social de las personas trans
En la gran mayoría de los casos, las personas trans pasan por situaciones muy complicadas de vida. A medida que van asumiendo la identidad sexual que siempre sintieron como propia, o que van “moviéndose” dentro del “otro” género, generalmente son expulsadas a la calle por sus familias de origen.
Con el pasar del tiempo tienen que sortear distintos acontecimientos adversos cotidianos porque en la sociedad está incorporada la transfobia, un dispositivo ideológico que produce, promueve y justifica prácticas de odio, miedo, aversión y represión hacia las personas trans, creando y legitimando la discriminación a las –y también entre las- mismas. Para comprender estas cuestiones, al decir de Castoriadis, del orden de lo instituyente-instituido, sugiero volver al concepto freudiano del narcisismo de las pequeñas diferencias (1929) donde se explica el despliegue de la hostilidad, la agresividad, la violencia.
¿Hay un otro que goza por pertenecer a una mayoría y establecer un abuso de poder? ¿Goza también quien forma parte de la minoría en la medida que se victimiza y obtiene “beneficios secundarios”?
Volviendo a las travestis y transexuales, no hay un alojamiento de ellas como sujetos (de deseo y de derechos humanos en general y sexuales en particular) puesto que les son negadas necesidades humanas básicas como la vivienda, la educación, la salud, el empleo. Lo antedicho hace dilucidar el por qué la mayoría de estas personas casi no tenga una opción laboral distinta al ejercicio de la prostitución.
Sólo algunas de ellas logran vencer esas grandes dificultades y salen de la posición de ser víctimas para cristalizar sus proyectos, sus deseos y llegan a vivir lo más dignamente posible.
La trans-clínica
A menudo leo y escucho entre mis colegas psicoanalistas que todo caso de transexualismo es incluido –sin excepción- dentro de la estructura psicótica.
Continuando con el legado freudiano, los analistas debemos focalizarnos en el caso por caso, postura que también es la de Silvia Bleichmar en su experiencia con sujetos transexuales, para partir del diagnóstico, como con cualquier sujeto independientemente de su identidad de género u orientación sexual. Nuestro rumbo será guiado por la escucha de la enunciación y la pregunta por la relación que mantiene el analizante con ese enunciado que despliega. También apuntaremos a determinar la modalidad de goce en juego para ver hacia dónde nos dirigimos en la cura.
De lo contrario no observamos la particularidad del caso y nos quedamos atrapados en ese “empuje a la mujer” del caso Schreber de Freud y establecemos una peligrosa analogía entre esa cuestión específica que se enmarca dentro de un delirio de un caso de paranoia con otros sujetos que presentan un “trastorno de identidad de género” y luchan por su derecho a la reasignación de la identidad que asumen; o sellamos un diagnóstico anticipado y muchas veces erróneo porque nos cierra el punto central para Lacan respecto de la psicosis: el agujero en lo real (y lo homologamos a la castración, al corte del pene). De esta manera, como analista uno debe preguntarse por el estatuto que adquiere, por ejemplo, la frase “soy una mujer”.
Además, esta problemática nos convoca a visualizar y diferenciar los momentos históricos, socio-culturales, económicos, políticos, teóricos y científicos, a no dejar de lado todos los avances que se vienen produciendo en esos y otros campos para tener en cuenta que hay surgimientos de nuevas subjetividades y que cada sociedad específica también genera síntomas específicos. A modo de ejemplo, en el campo científico en estos tiempos es posible “hacerse un cuerpo del otro sexo”, es decir, los sujetos pueden ir por un dispositivo científico.
En el caso de un sujeto transexual que decide seguir el proceso hasta el cambio de sexo, desde el lugar del analista uno debe preguntarse por qué apoya dicha situación -si es que la sostiene, acompaña, avala-, qué está autorizando, habilitando, cuál es el modo de ubicarse, qué hay detrás del manifiesto conflicto corporal en juego. Uno debe interrogarse por la clínica allí con los datos y elementos con que cuenta, sobre todo si se trata de un sujeto menor de edad, porque se sabe que luego de la operación no hay marcha atrás.
Básicamente el profesional deberá estudiar, asesorarse y trabajar sus propios preconceptos. Uno de los más habituales es el que abotona la identidad sexual con la orientación sexual. He escuchado decir a colegas, por ejemplo: “sé de un sujeto que se operó para ser mujer y luego se puso en pareja con otra mujer, ¿para qué se operó finalmente?”.
Caso “Gabby”
Este sujeto llega al consultorio de Silvia Bleichmar con el nombre Agustín. La prestigiosa psicoanalista ya fallecida hizo un recorrido de este caso en su libro “Paradojas de la sexualidad masculina” (Paidós, 2006). Se trata de una sujeto adolescente que siempre se sintió del otro sexo y sus padres apoyaron el proceso de cambio de género y sexo. También la analista, por entender este transexualismo no ubicable dentro de la psicosis. Este texto de Bleichmar es un interesante hallazgo ya que en varias páginas la autora navega por la vida de “Gabby”, por sus contextos familiar, social, escolar.
Agustín, a los tres años, deja de mostrar su pene. A los trece toma conciencia de su verdadera identidad sexual y empieza un tratamiento hormonal. La analista fue consultada por los padres de la paciente y esta última (para realizar una evaluación que tendiera a redefinir una senda terapéutica: aliviar la angustia y determinar futuros riesgos psicopatológicos), que estaba siendo atendida por una terapeuta y un psiquiatra, cuestión bien especificada en el informe que elaboró Bleichmar; el grupo familiar vivía en una provincia del interior de Argentina. Es rescatable el intercambio de mails de la analista tanto con la adolescente como con la madre de la misma.

Pasaje al acto: algunas puntualizaciones

Jacques-Alain Miller, en “JACQUES LACAN, ANOTACIONES SOBRE SU CONCEPTO DE PASO AL ACTO”, subraya las siguientes características principales del pasaje al acto: la urgencia (la precipitación, lo no calculado, la impulsividad); el daño a sí mismo, la autodestrucción donde el sujeto está sustraído de la escena y se emparenta con la pulsión de muerte, el dolor, lo que contradice la idea del sujeto que quiere su propio bien, la utilidad; una desesperada afirmación del goce; la transgresión (del código, de la ley, del límite); la ruptura de la subjetividad; el rechazo al saber, el rechazo del inconsciente que implica el abandono de equívocos, pensamientos, palabras: hay un No al Otro, un impase.
Por lo anteriormente resumido es preciso diferenciar lo que sería un pasaje al acto, por ejemplo, en los brotes que devienen en automutilaciones, donde algo irrumpe con una temporalidad específica, pues hay un antes y un después dividido por lo instantáneo y operaría un goce absoluto, de todo lo que tiene que transcurrir y sostener un sujeto trans hasta llegar a operarse (el que haya decidido llevar adelante la intervención quirúrgica), donde el recorrido implica un acompañamiento interdisciplinario –que incluye un médico clínico, un psicólogo, un psiquiatra, un endocrinólogo, un cirujano, un perito forense- en una línea de tiempo que en la mayoría de los casos lleva varios años o hasta décadas.
De esta manera, ubico a este transexualismo (por ejemplo el de “Gabby”) no como una automutilación como resultado de un daño a sí misma, lo cual podría suceder con un sujeto psicótico que queda confrontado en lo imaginario sin ningún soporte simbólico cuando el objeto real (kakon) se presentifica en la relación especular con el otro, sino que tiene que ver con la reasignación de la identidad sexual, con el fin de buscar el bien propio.

Interrogantes que me surgen casi finalizando este escrito…
-Cuál es la particularidad del duelo en la persona trans? ¿Se duela por el cuerpo que se tuvo o el alivio encontrado en la reasignación sexual es suficiente?
-¿Qué sucede con la persona trans de mujer a varón? ¿Está invisibilizada? ¿Pasa por el mismo proceso que una trans de varón a mujer? ¿Cómo actúa en nuestra cultura la “extracción de lo femenino” a diferencia de lo fálico?
-¿Qué pasa con la persona trans que ya fue madre o padre? ¿Y con el/la que desea serlo?

A modo de una posible conclusión
Así como se catalogan y ordenan consensuadamente patologías organizadas en nomenclaturas, también pueden abolirse. Mi idea es que estas “nuevas subjetividades” trans lograrán en el futuro salirse de lo psicopatológico, del desorden, de la disforia así como los colectivos gays-lésbicos de los Estados Unidos y Europa han conquistado algo muy valioso: que la homosexualidad fuera retirada de la lista de enfermedades de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en 1974 y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990. También es responsabilidad de los terapeutas colaborar para gestar y afianzar esos cambios, esos avances para humanizar a las personas trans, casi siempre catalogadas, diagnosticadas como enfermas, perversas.
Por tal motivo no se debería perder de vista la articulación deseo-ley, ya que la ley es “para todos” (los mismos derechos que pertenecen por ciudadanía a todos) y el deseo de uno, siempre singular, único, irrepetible. Aún hoy, en el 2008, existe una proscripción para el cambio de sexo en Argentina. En estos momentos existe en nuestro país un proyecto de ley de identidad de género que cuando sea aprobada, la ley garantizará el derecho a goce de las personas trans.
Considero que la persona trans, al cuestionar los binomios existentes (varón/mujer; masculino/femenino; activo/pasivo, entre otros), interpela a –y discute con- los discursos Amo, sobre todo los de la biología, la religión, la psiquiatría.
Si la esquizofrenia nos ha enseñado que no hay allí una elaboración desde lo significante, ¿no podríamos pensar que el/la transexual nos confirma que la atribución del cuerpo nunca es de entrada? En “Introducción del narcisismo” (Sigmund Freud, 1914) leímos que de entrada siempre hay un cuerpo fragmentado a ordenar y no una corporalidad dada como unidad, sino que deberá constituirse. El cuerpo es además armado simbólicamente, no hay un cuerpo como perteneciéndole a uno desde que nace y los/las transexuales sienten esto durante muchos años.
En los testimonios de las personas transexuales que han sido operadas escuchamos algo en común: hablan de un “nacer de nuevo”, que coincide con la fecha en que se llevó a cabo la intervención quirúrgica; hay algo del orden del alivio (que debe diferenciárselo de una estabilización de un pasaje al acto en la psicosis) de empezar una vida nueva y plena con la identidad que siempre han sentido como propia ahora “ajustada” a su cuerpo.
Es por ello que es fundamental que el analista esté preparado para alojar a este tipo de pacientes, a su discurso y su historia de vida, revisando, como siempre, primero sus propios prejuicios, (in) formándose permanentemente, trabajando interdisciplinariamente, controlando sus casos, teniendo su análisis personal, desarrollando una escucha atenta, un deseo puesto en la enunciación del analizante que visita semanalmente el consultorio y una ética en todo lo que pueda y esté dispuesto a hacer. Sólo así podremos entender que ni la identidad de género ni la orientación sexual definen a priori la estructura (de hecho existen personas transexuales neuróticas, psicóticas o perversas) para ningún sujeto, ya sea varón, mujer, trans, o hetero, homo, bisexual, etc.
En la presente columna he intentado plantarme en un lugar TRANSicional entre la militancia LGBT y el psicoanálisis, he querido introducir una especie de discusión desde adentro de ambos campos diferentes y convergentes a la vez, desde una posición particular, propia, mía. En estos momentos me encuentro pensando ciertas cuestiones complejas para la clínica psicoanalítica, lo cual implica que tampoco me emplace en otro discurso AMO, el de cierto activismo trans que intenta borrar las diferencias y normativizar a todos los sujetos, expresando: “no somos enfermos, somos todos normales”.
La trans-clínica me seduce porque las cuestiones planteadas en este escrito nos convocan a reformular las teorías, pues a los consultorios están llegando nuevas demandas. La diversidad nos propone un re-pensar lo sabido y “abrochado”, cerrado, nos invita permanentemente a realizar una reelaboración seria en este mundo tan ricamente TRANSitado por todos y cada uno de “nosotrans”.

Nota del autor:
Deseo expresar un agradecimiento especial a las coordinadoras del grupo de estudio de pasaje al acto en la psicosis y al Dr Millas del hospital Álvarez, a la revista DZO de Bahía Blanca por el contacto y por ofrecerme un lugar para pensar y plasmar mis inquietudes. Por último y como siempre, a Martín, director de AGMAGAZINE por permitir que sea columnista de su gran portal, lo cual me ha posibilitado un intercambio interesante y apasionante con varios lectores del sitio. Alejandro.

Bibliografía consultada:
Bleichmar, Silvia, “Paradojas de la sexualidad masculina”, Ed. Paidós, 2006.
Freud, Sigmund, “Introducción al narcisismo”, Tomo XlV, Ed. Amorrortu, Buenos Aires.
Freud, Sigmund, “El malestar en la cultura”, O. C. Tomo XXl, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1982, página 111.
Giberti, Eva, “Ese otro deseo de hijo que la tv documenta”, en Homosexualidad ¿Estructura o elección?, Actualidad Psicológica, Año XVlll – N 202, Número especial, Setiembre de 1993.
Miller, Jacques-Alain, “JACQUES LACAN, ANOTACIONES SOBRE SU CONCEPTO DE PASO AL ACTO”, en Actualités Psychiatriques No. 1, Janvier 1988.

Films recomendados para continuar reflexionando en torno a estos temas:
“Mi vida en rosa” (Francia-Bélgica-Gran Bretaña, 1997); “Transamérica” (USA, 2005); “20 centímetros” (España, 2005).

Activistas trans Marcela Romero y Valeria Ramírez.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ale
Tu trabajo es brillante. Cuánta información. Primero llevar esta temática a un hospital como el Álvarez, me parece importantísimo, ya que en el ambiente "psi" hay muchísima ignorancia y prejuicios en relación a la temática trans y gay-lésbica. Ahora estás vos ahí, para que te escuchen y para que les enseñes. Porque en lo "psi" sea facultad, hospital, hay mucho de “de eso no se habla", quedando encapsulado a la teoría psicopato; trans= psicosis, sería como decís vos, atrapado en ese primer instante de ver, sin tiempo lógico para comprender. La cirugía de reasignación de sexo, que da sustento jurídico, en contra del modelo biomédico que reconoce la transexualidad como trastorno de identidad de género, catalogándolo como un trastorno mental. Es la primera vez que escucho eso de despsiquiatralizar lo trans, me encantó. A veces escucho a cada médico que son de terror, como por ejemplo: "En el futuro lo psicológico no va existir más, porque la ciencia va descubriendo que todo está en los genes". Parece que en el fondo se trata de luchas de poder. Los profesionales de hoy, sabemos que se debe tener en cuenta todo, somos efecto de multiplicidad de factores. Sin embargo, algunos heredan la soberbia ciega de generaciones anteriores, donde se creía que la ciencia podría resolverlo todo.
Tu brillante distinción, que no cualquier “auto mutilación” implica un pasaje al acto, es tomar en cuenta a ese sujeto que necesita ser escuchado, que tiene toda una historia y un deseo marcado, por lo tanto está dentro de una escena fantasmática y no por fuera de ella, como en el pasaje al acto. Sujetos que cuando son alojados, como decís, sienten “esa vida nueva", como el momento de concluir. Es genial este puente que estás haciendo, entre el ámbito de diversidad sexual y lo público psi. Besos.

Lic. Diego S.

Anónimo dijo...

Ale!
Acá van algunas resonancias del artículo:
Trans: está muy bueno como presentás el concepto. ¿Tenés idea cuándo se empieza a hablar de "trans" como inclusivo de lo travesti y transexual? Es decir, ¿hoy conviven los 3 términos? ¿Lo más políticamente correcto es decir "trans"? Prostitución: ¿tu visión es que no tienen otra opción laboral? ¿O es lo que el colectivo plantea? ¿O te interesa afirmarlo vos? ¿O tiene que ver con que muchas vienen del interior al efecto llamado de la gran ciudad, y que no tienen recursos educativos, monetarios, etc. como para buscarse la vida de otra forma? ¿Hay trans ricachonas? ¿Podés citar algún número heavy metal del informe / estadística de Lohana B. sobre las muertes de las chicas? Situaciones complicadas, hechos adversos, grandes dificultades... Es tremenda la anécdota que contaste del llamado a la familia, donde dicen que "ya murió su hijo"... Buenísimo lo de Freud y el caso Schreber. Escribís: "donde el recorrido implica un acompañamiento interdisciplinario –que incluye un médico clínico, un psicólogo, un psiquiatra, un endocrinólogo, un cirujano, etc.- en una línea de tiempo que en la mayoría de los casos lleva varios años”. ¿Más énfasis en la simbolización que eso implica?, todo lo que se va construyendo! Felicitacionessss againnnnnnnnnnnnnnnn!!! :D, abrazoooo.

Francisco U. C.

Anónimo dijo...

Qué decir... Me pareció muy bueno, los caminos nuevos generalmente tienen algunas sombras pero con tanta claridad no hay que temerles. Los pasajes hay que transsss currirlos. Besos y éxitoooooosssssss.
Lic. Alejandra A. V.

Anónimo dijo...

Ale, muy claro tu informe. Me gustó mucho. Inclusive me aclaraste un montón de conceptos con respecto a la transexualidad. Te va a ir muy bien, ya que, insisto, es muy claro, y para nada rebuscado. Beso enorme y suerteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!! ¿No pensaste en la docencia como otra posibilidad de laburo?, lo harías sumamente bien.
Lic. Alicia S.

Anónimo dijo...

Alejandro, gracias por tu colaboración.
La revista se está vendiendo bastante bien, pese a que nuestra agenda de temas es a contrapelo, por lo menos para las ciudades en que nos manejamos (Bahía Blanca y la región).
Con respecto a tu artículo, hemos escuchado que gustó, un saludo cordial, Bruno.
Revista Dzo.

Anónimo dijo...

Hola Ale!!
Leí tu trabajo y la verdad que está muy bueno!! Veo que aclaras algunas dudas de términos que la otra vez nos costaba seguir porque no contábamos con esa información.
Besos.
Lic. Romina C.

Anónimo dijo...

Hola!!
Fue muy agradable compartir con ustedes las mañanas de 'viernes de bar' este año. Creo que la clase del viernes fue un buen cierre y que se logró transmitir el trabajo que con Adriana propusimos y al que ustedes sumaron producciones propias! La verdad Daniel quedó conforme con la puesta en 'acto' del grupo y dijo unas palabras gratificantes al final... Muy lindos también los 'aplausos', tuvimos un buen cierre de año. Besos.
Romina C.

Anónimo dijo...

Queridos compañeros, me sumo al mail de Romina, estoy segura que hemos hecho un importante trabajo de investigación sobre un tema difícil pero apasionante. Les agradezco el clima cordial de trabajo y el entusiasmo de todos por el trabajo a realizar. La idea que cada año nos reúne se orienta sobre un tema del cual en principio poco sabemos, es justamente cuando cada año termina que nos damos cuenta cuánto hemos aprendido, dejándonos enseñar por lo no sabido. Les mando un abrazo. Lic. Adriana A. Feliz Año!!!!!!!

Anónimo dijo...

En este momento de puros cierres y despedidas, aprovecho para agradecer a cada uno por lo ameno que ha resultado compartir con ustedes el trabajo a lo largo del año. La riqueza del aprendizaje, más los ricos desayunos de los viernes, fueron una hermosa combinación que llevaré en mi memoria entre los más lindos recuerdos de mi paso por allí. Un abrazo afectuoso.
Lic. Soledad.

Anónimo dijo...

Me sumo a los saludos, y no quiero dejar de agradecerles el trabajo compartido, que siempre es enriquecedor para aquellos que estamos transitando nuestras primeras experiencias en la profesión, pero que además en este caso tuvo el plus de estar acompañado por la agradable compañía de todos uds y ese clima "descontracturado" que prima en todos lo espacios del Álvarez. Seguramente muchos nos volvamos a cruzar en algún otro lugar... así que, hasta ese momento! Saludos a todos.
Lic. Alejandra.

Anónimo dijo...

Hola a todos...! No quería dejar de saludarlos y agradecerles por el interesante tiempo de trabajo compartido, en medio de un clima ameno y cordial, donde circularon tantas dudas, preguntas y cuestiones, algunas con respuestas, otras que seguirán resonando... Espero que volvamos a cruzarnos en diferentes espacios. Un beso grande para todos y feliz año!
Lic. Mercedes.

Anónimo dijo...

Hola Ale.

Cómo estás????

Leyendo tu blog tengo menos dudas que antes, en especial por el escrito de Trans, es claro y para nada rebuscado.

Te hago unas consultas:

¿A quién va dirigido?

Te lo consulto porque, si es a un público estrictamente profesional, es perfecto. Si es para un público diverso, necesitarías agregarle un glosario, donde el común de la gente (como yo) tenga una pequeña reseña de la diferencia entre histeria – narcisismo - psicosis etc.-

Otra de ítem, sería el de una reseña sobre los profesionales que tenés como referencia(me quedé con ganas de saber más de la psicóloga que hacés referencia, la cual falleció).

Por supuesto que esto es una humilde opinión.

Abrazo Grande!!

Carlos A

Anónimo dijo...

Hola Ale !
Te quiero saludar en este comienzo
de año y desearte un dichoso 2009 tanto en lo personal como en lo profesional.
Entré a tu blog y vi una gran renovación ! Muy buena la nueva foto y atractiva la presentación de los temas.
Leí con detenimiento "los padres en su placard" , excelente texto. Te mando un abrazo.
Exitos! Suerte y que el blog siga creciendo ...
Nos vemos, Gus
Gustavo.

Anónimo dijo...

Ale:

En "Trans" me pareció muy hábil que te posicionaras en el caso a caso, me parece que de esta forma comenzás rompiendo un muro de generalizaciones y prejuicios articulados erróneamente con conceptos mal analizados.

Abrazos.

Fernando C

Anónimo dijo...

Hola Ale, estoy leyendo tus escritos, te comentaré lo que humildemente pueda reflexionar...

Igual me gustaría mucho que en algún momento nos encontráramos para tomar un café. Me gustaría saber mucho tus posturas políticas acerca de todo este activismo y su encuentro y desencuentro con el psicoanálisis... yo te contaba que en Colombia, trabajé mucho con intersexuados... fue mi época de práctica, y muchas cosas ahora no las pienso igual, pero me sigo sintiendo demasiado ingenua ante el panorama general.

Igual te envío mis trabajos y lo hablamos mejor.

Podríamos pensar en lo trans y su relación a la psicosis, tal vez sea hora de comulgar un poco más con el cuerpo y no con lo pathos..

Un beso
Angela

San Pedro Gay dijo...

Gracias Alejandro, tuartículo nos plantea un nuevo paradigma en la temática. Muchos Saludos

trovador dijo...

A ver, un tema complejo, ya lo creo, más que nada creo que la complejidad no está tanto en el sujeto TRANS en si (lo complejo en él sería analizar puntualmente su caso) sino más bien en la sociedad, porque el verdadero problema a mi entender (y como menciona el artículo varias veces) es la aceptación por parte de la sociedad, quiero destacar que a mi entender esto es un ida y vuelta ya que muchos de los complejos que el trans tiene son producto del comportamiento de la sociedad ante él, hemos visto muchos casos (Recodemos a Mariela Muñoz), personalmente tengo amigas en esa situación, una de ellas peleando por tener su DNI con su nombre de mujer (lo cual a nivel laboral le facilitaría muchas cosas).
Dice el artículo en una parte que "la mayoría de estas personas casi no tiene una opción laboral distinta al ejercicio de la prostitución" y se que las pocas personas que llegan a realmente hacerse valer, a hacer lo que quieren, a vivir lo más dignamente posible pelean mucho, a veces (sabiendo que no es igual el caso) recuerdo y pienso lo que le costó (y cuesta) a nivel mundial a las mujeres ser igualmente respetadas a nivel de inserción laboral en el mundo, y todos sabemos que no es falta de capacidad, sino de prejuicios sociales, creo que es cierto que somos todos diferentes y cada uno tiene sus propios problemas, pero se también que muchos de ellos son generados por la propia sociedad, por nosotros.
Creo que lo que hay que recibirse es de persona antes que de cualquier otra cosa, creo que hay que ser más humanos. ¿Hay que analizar estas situaciones? si, pero también a nuestra querida sociedad, porque hay que darle a este tema la importancia que se merece, para dejar de tapar agujeros que no se quieren ver y con esto enriquecernos cada vez más con el análisis de lo posible, de lo conseguible. Éxitos.

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El sueño más febril de una persona es aquel que en su pequeñez ilusoria sueña con existir para siempre.